América

Alejandra Segura: “Estamos llamadas a crear redes entre las mujeres de América Latina”

El IX Diplomado sobre Doctrina Social de la Academia de Líderes Católicos aborda en un conversatorio los desafíos femeninos en el mundo de hoy





“Estamos llamadas a crear redes y ‘networking’ entre las mujeres de América Latina”. Es la propuesta que lanzó hoy Alejandra Segura, presidenta de la Red Internacional de Mujeres Líderes Católicas. Segura participó en un conversatorio con las mujeres como protagonistas en el marco del IX Diplomado sobre Doctrina Social organizado por la Academia de Líderes Católicos. Junto a ella, tomaron la palabra la diputada paraguaya Rocío Vallejo, la periodista mexicana Julieta Lujambio y Sonia Gómez, directora nacional de la Academia de Líderes Católicos en Colombia. Juntas compartieron sus inquietudes a los 125 participantes de 22 países que forman parte de este itinerario formativo que acoge la Saint John’s University, en colaboración con ‘Vida Nueva’.



“Complementariedad y reciprocidad entre mujeres y hombres están en el centro de su relación que los llama a una unidad a dúo”, compartió con el auditorio la presidente de la Red de Mujeres Líderes Católicas, remitiéndose a la magisterio eclesial. “Es momento de crear políticas que protejan a la mujer y a la familia y que combatan determinados patrones culturales”, añadió.

Políticas de cuidado

“Deberíamos trabajar en políticas de cuidado”, defendió Rocío Vallejo. Para la diputada paraguaya urge ofrecer alternativas a la preferencia de contratar hombres antes que mujeres, a las limitaciones para que ellas accedan a la educación y a las trabas para la conciliación, sea por el cuidado de los hijos, de las personas mayores o con discapacidad.

Con estas demandas presentes, Vallejo echó la vista atrás para recordar la participación de la mujer paraguaya en la guerra de la triple alianza (Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay). En aquel conflicto, la que fuera fiscal de delitos económicos y corrupción, recordó que Paraguay perdió el 50% de la población y el 95% de los hombres. “La mujer cuidó a los hijos, cultivó la tierra, levantó las armas y enterró sus muertos. No tuvo tiempo de llorar. Convirtió su dolor en fuerza para reconstruir el país”, ensalzó Vallejo.

Desde ahí, puso en valor cómo el papa Francisco presentó a la mujer paraguaya como “la más gloriosa de América” en tanto que, desde su valor y abnegación, “ha sabido levantar un país derrotado, hundido, sumergido por una guerra inocua”.

Sujetos de derechos

“La cuestión del protagonismo de las mujeres en diversos ámbitos de la sociedad es compleja y multifacética”, admitió Lujambio, que planteó la necesidad de pasar de ser “objetos sexuales, de discriminación y explotación, sin oportunidades” a convertirse en “sujetos de derechos, con igualdad de oportunidades”.

Al abordar las barreras actuales, la comunicadora propuso “un compromiso continuo con la igualdad de género, políticas inclusivas, educación transformadora y un cambio cultural profundo que valore y celebre la diversidad de voces y perspectivas femeninas”.

Alejandra Segura, en la Academia de Líderes Católicos

“Para que las mujeres pasen de la protesta a la propuesta, es fundamental llevar a cabo acciones concretas y estratégicas que no solo visibilicen problemas, sino que también incluyan soluciones”, reivindicó Lujambio, subrayando la urgencia de políticas públicas que aborden las desigualdades, sensibilización social, empoderamiento económico y participación política que lleve al liderazgo.

La educación como catalizador

Sonia Gómez, por su parte, hizo hincapié en la necesidad de apostar por el acceso a la educación de la mujer en tanto que “sirve como catalizador para la igualdad de género, rompiendo el ciclo de la pobreza, fomentando el desarrollo integral y aportando a la paz y a la justicia social”. “Si queremos que la mujer alcance un mayor protagonismo en esferas políticas, empresariales, económicas o su participación  en la ciencia y en la tecnología, es necesario fortalecer muchos aspectos y uno de ellos, sin lugar a dudas, es  el acceso a la  educación formal”, remarcó. Desde el convencimiento de que las mujeres son “agente de cambio”, reivindicó el derecho a “participar por igual en la gobernanza democrática”.

Entre las estrategias que planteó para fortalecer la educación de las niñas y las mujeres, Gómez Erazo reclamó un acceso equitativo a la enseñanza “con una política clara de becas”, una apuesta de verdadera calidad que “promueva el pensamiento crítico”, así como un empeño real en “eliminar los estereotipos de género”. No se olvidó de demandar programas que permitan reducir las tasas de abandono escolar, así como dotar de herramientas que fortalezcan la autoestima de las estudiantes.

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