Cuenta atrás para que este viernes se inauguren los Juegos Olímpicos de París. La cita deportiva más multitudinaria del planeta no dejará aparcada la fe. Más bien, todo lo contrario. La villa olímpica cuenta con un centro interreligioso en el que colaboran 120 capellanes de cinco confesiones. Cristianos -católicos, protestantes y ortodoxos-, musulmanes, judíos, hindúes y budistas acompañarán espiritualmente a los deportistas.
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El enclave abrió el pasado 18 de julio y permanecerá operativo hasta que el 8 de septiembre se clausuren los Juegos Paralímpicos. La atención espiritual se ofrecerá entre las siete de la mañana y las once de la noche. Junto con el acompañamiento pastoral, también se ofrecerán actividades pastorales y celebraciones litúrgicas. En el caso de los católicos, las misas para los deportistas tendrán lugar en la iglesia de Saint-Ouen-le-Vieux en Saint-Ouen.
Más que músculos
“Los atletas no son sólo músculos. No podemos separar el cuerpo, la mente y el alma”, recuerda en La Croix Philippe Gonigam, capellán católico que fue campeón francés en 400 metros valla. “No somos ni su entrenador, ni su familia, ni su apoyo financiero. Lo más importante es que sientan un oído atento y que podamos guiarlos, bajo el soplo del Espíritu Santo”, añade Anne Schweitzer, capellán protestante.
El centro interreligioso cuenta con diversas salas de oración. Por ejemplo, el espacio judío ha sido decorado con imágenes de sinagogas de todo el planeta. “Era importante que la sala de oración fuera hermosa y que cada judío que viniera a orar pudiera encontrar la atmósfera, los objetos de culto y los libros. él sabe, sentirse como en casa”, desvela el rabino Laurent Berros, que encabeza la delegación judía.
