El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina actualiza el mensaje del acontecimiento guadalupano en el marco del IX Diplomado sobre Doctrina Social organizado por la Academia de Líderes Católicos
“Si yo digo que solo los más perfectos son los cristianos verdaderos, la Iglesia se vuelve una aristocracia espiritual, un grupo de cátaros, una secta de puros”. Es la advertencia que lanzo hoy Rodrigo Guerra en el IX Diplomado Internacional sobre Doctrina Social de la Iglesia organizado por la Academia de Líderes Católicos. A lo largo de esta semana, 125 participantes de 22 países están formándose en este itinerario que acoge la Saint John’s University, en colaboración ‘Vida Nueva’.
El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina abordó en su conferencia el acontecimiento guadalupano con la mirada puesta en el Jubileo de 2031, cuando se cumplen 500 años de la manifestación de María al san Juan Diego. “Guadalupe nos deja muchas lecciones para la vida interior: Dios escoge a los más incompetentes de la historia para obrar sus maravillas y para reconstruir las sociedades fracturadas”, reflexionó Guerra.
“La esencia del cristianismo no descansa en la coherencia moral, aunque sea realmente importante. Aunque mi vida esté destrozado y esté lleno de pecado, Cristo se abaja y recoge mis pecados”, explicó, a la vez que denunció que “el cristianismo cree que es el seguimiento de normas morales, es un cristianismo descarnado”.
A la vez, reivindicó cómo el acontecimiento guadalupano “genera una expansión evangelizadora que pone en marcha el mestizaje en el continente”. “Cuando el Papa Francisco nos invita a preparar el quinto centenario del acontecimiento guadalupano, no nos invita solo a multiplicar celebraciones, sino a que entremos en la pedagogía de hacernos cada vez más pequeños para que Cristo sea más”, insistió.
“Tenemos que explorar el mensaje profundo de la Virgen de Guadalupe, de cómo María se acercó al pueblo”, comentó. “La llamada de Francisco a utilizar nuevos métodos y nuevas formas nos habla de esa inculturación que nos interpela”, añadió.
En este sentido, apreció que el mensaje guadalupano entronca con una “mariología cristocéntrica” frente a “una reciente epidemia de supuestas apariciones marianas de dudosa procedencia e intereses”. Además, explicitó que “María no escogió al poderoso, sino que se aparece a un laico, y no a un laico cualquiera, sino al más marginado, al indígena, lo que nos habla de la opción preferencial por los pobres”. Por otro lado, recordó que “el Evangelio llega a nuestro continente a través de María, lo que nos revela que la mujer tiene un especial protagonismo en el anuncio de la Buena Noticia hoy”.