“Sí, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos pueden estrategias de paz y un antídoto contra los juegos de guerra”. Es el deseo que expresa la Athletica Vaticana, como asociación pontificia de la Santa Sede, a través de una carta abierta que dirige a los deportivas en la víspera de que arranquen los Juegos Olímpicos de París.
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En la misiva, la entidad que abandera la pastoral deportiva de la Iglesia redobla su apoyo a la propuesta de una tregua olímpica implorada por el papa Francisco para “hacer frente a guerras, tensiones e injusticias”. A la vez, pone de relieve la presencia en la capital francesa del equipo de refugiados en medio de “una época oscura para la humanidad”.
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Compromiso y sacrificio
Aunque desde la Athletica Vaticana son consciente de que los deportistas son “incapaces de detener” a priori los conflictos, sin embargo su ejemplo sí habla de “una humanidad más fraterna” a través de valores como la inclusión, el espíritu de equipo, la lealtad, el compromiso y el sacrificio. “El deporte no es solo victoria o la derrota, el deporte es un viaje por la vida que nunca se hace solo”, se expone en la carta, que reivindica el “el espíritu ‘amateur’ de la gratuidad” en el deporte.
Con esta premisa, se invita a los participantes en los juegos de apostar por “la belleza y la lealtad del gesto deportivo de todos y sin recurrir nunca a atajos”, con la conciencia de que “una derrota limpia siempre es mejor que una victoria sucia”. “Los Juegos pueden ser oportunidades de esperanza, en las pequeñas y grandes cuestiones de cada persona y de la humanidad”, ratifican los responsables de la Athletica Vaticana.