Elvy Monzant, secretario ejecutivo de la Red eclesial de migración, trata, refugio y desplazamiento “Clamor” ha hecho una radiografía de la situación migratoria en el Darién durante una audiencia pública que este organismo sostuvo con autoridades colombianas.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: El alto precio de olvidar a los ancianos
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Esta red que aglutina a más de 600 organizaciones de la Iglesia Católica, en 19 países de América Latina y el Caribe, es presidida por el cardenal Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango.
Al respecto, Monzant ha destacado que los integrantes de Clamor “estamos día a día, en la primera línea donde acontece el fenómeno migratorio, en las fronteras humanas y existenciales, en las rutas de desplazamientos y en las comunidades”.
Por ello, frente a las autoridades gubernamentales, organizaciones internacionales y sus colegas aseguró: “Queremos combatir la xenofobia y el racismo para edificar puentes de solidaridad, la cultura del encuentro, la fraternidad y la amistad social”.
Las mafias de la trata
El laico venezolano destacó además que en esta audiencia pública han participado delegados de organizaciones basadas en la fe de Panamá, Venezuela, Ecuador, Brasil, Estados Unidos y desde diversas partes de Colombia.
“Vinimos hasta Necoclí para acercarnos con el corazón y la reflexión crítica a esta compleja realidad, para dejarnos interpelar por la vida de miles de personas que desde esta orilla de la historia, emprenden su tránsito hacia el Tapón del Darién”, comentó.
Señaló que se trata de flujos mixtos “conformados por personas necesitadas de protección internacional, por lo que hoy una vez más como Iglesia reivindicamos que migrar es un Derecho, que tiene su raíz en el Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que ningún ser humano es ilegal, que migrar no es un delito”.
Ha constatado “con dolor y santa indignación” – al igual que sus hermanos de Clamor – que “el Darién no es un camino, es un tapón, una ruta que se ha abierto a fuerza de sufrimiento, lágrimas, sangre y hasta muerte”.
Es una selva intrincada donde más peligrosas que los ríos caudalosos y las bestias, “son las mafias que controlan la travesía, que asaltan, secuestran, violan y extorsionan impunemente”.
Flagelos contra el migrante
Monzant ha recordado que “en Necoclí al igual que en otros muchos lugares del mundo el migrante es convertido en una mercancía que con su hambre alimenta una economía perversa, ante la mirada cómplice de quienes pudiendo evitarlo se quedan solo en promesas y discursos”.
De hecho, ha denunciado que algunos funcionarios públicos y policías “se hacen los ciegos para recibir su parte del escandaloso lucro que genera el tráfico y la trata de seres humanos”.
Abogó para que este encuentro entre Iglesia y autoridades “no sea un ejercicio vano de palabras sin compromiso, sino el espacio de donde brotarán los cimientos de programas y políticas públicas inclusivas en favor de la vida y la dignidad de las personas en movilidad humana”.
Apelando a la virtud teologal de la esperanza, tiene “la terca certeza de que para los crucificados de este mundo, para los migrantes y para las comunidades empobrecidas que los acogen, también llegará el alba del tercer día, cuando al despuntar el sol en el horizonte de esta playa, la muerte será vencida y triunfará la vida plena para todos”.
Foto: Red Clamor