Una canción, una confesión, un himno, un credo, una búsqueda. Íñigo Quintero (A Coruña, 2001) la entona: “Sueñas alto, es el poder / que te han dado desde el cielo, / no, no, no, / que no sé a dónde voy. / No es real, / hace ya tiempo te volviste uno más / y odio cuando estoy / lleno de este veneno / y oigo truenos si no estás”. La canta, la ha cantado ante miles de fans, en el WiZink Center en Madrid o en el Rock in Rio de Lisboa, junto a Ed Sheeran, Scorpions o Evanescence. “Es una canción que escribo a Dios, soy cristiano”, acabó admitiendo días antes de comparecer en su primer gran festival.
Quintero es estudiante del doble grado de Educación Primaria y Psicología en la Universidad Villanueva, en Madrid. Y sí, es católico, y es joven, y compone, y quiso reflejar en una letra el desconcierto que supone estar lejos de Dios: “¿Qué me has hecho? ¿Dónde estoy? / Se me aparecen mil planetas de repente, / esto es una alucinación. / Quiero ver tu otra mitad, / alejarme de esta ciudad / y contagiarme de tu forma de pensar”. Le escucharon, y le escucharon, y le volvieron a escuchar, hasta llegar a ser –a finales de octubre de 2023– el número uno de Spotify a nivel global con 5,7 millones de reproducciones.
“Solo es una canción –afirmó–. Tampoco quiero que se etiquete como un movimiento cristiano. Yo soy cristiano, pero como muchos otros artistas y mucha otra gente. Y no espero que todas mis canciones vayan de eso. Dentro de Íñigo Quintero hay muchísimas cosas más”. Pero dentro de Íñigo, del chico todavía tímido, del que era desconocido hace tan solo unos meses, habita la fe, y él lo proclama con valentía, con naturalidad, con alegría. “Para mí, no es difícil, pero es cierto que estamos en una sociedad que mira completamente hacia el otro lado. Pero yo creo que, si uno quiere, se puede ser perfectamente”, declaró en ‘El Mundo’.
Y sigue cantando: “Miro al cielo al recordar, / me doy cuenta otra vez más, / que no hay momento que pase sin dejarte de pensar. / Esta distancia no es normal, / ya me he cansado de esperar, / dos billetes para amarte no quiero ver nada más”. La canción, esa canción, se tituló ‘Si no estás’, y la publicó en Spotify en septiembre de 2022; era su primera canción, luego le siguió una segunda, ‘Lo que queda de mí’. En los primeros seis meses, antes de fichar por Acqustic –sello digital que publica música emergente–, ya tenía 30.000 oyentes. “Es bastante para un músico desconocido con dos canciones y sin redes. ¿Quién le escuchaba? La respuesta más probable está cerca del cristianismo”, escribe Jordi Pérez Colomer en ‘El País’.
Pero la que se seguía oyéndose era ‘Si no estás’, y llegó hasta ‘10 minutos con Jesús’, el pódcast que se distribuye por WhatsApp, por YouTube y por redes sociales, y llegó hasta Radio María, y llegó hasta el propio cardenal Juan José Omella en X, lo que fue Twitter: “Hoy os propongo una canción que unos jóvenes me han hecho llegar y que me ha hecho pensar. Os animo a escucharla y a encontrar la luz del Señor, que incluso en los días más oscuros, cuando no oímos su voz, se hace presente, solo debemos buscar sus señales”.
Pérez Colomer lo asume: “Esa vitalidad cristiana pudo darle el empujón de salida a ‘Si no estás’. Quintero no empezaba de cero. Había gente escuchándole. La teoría detrás de la viralidad dice que es posible empezar desde muy abajo, pero para que estalle necesita una pequeña red con muchas conexiones. La religión pudo jugar ese papel, al menos en parte”.