América

Obispo estadounidense pide levantar la voz ante la representación “grotesca” de la Última Cena en los Juegos Olímpicos

Robert E. Barron se refiere a uno de los momentos de la ceremonia inaugural y cuestiona: “¿Alguna vez se habrían atrevido a burlarse del islam de una manera similar?”





El obispo de Winona-Rochester y presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), Robert E. Barron, pidió a los católicos levantar la voz ante la representación “grotesca” de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de París 2024.



El obispo Barron se refirió en su cuenta en la red social X a uno de los momentos de la ceremonia inaugural, en el que artistas ‘drag queens’ representaron de forma breve la Última Cena.

A ese respecto, el obispo cuestionó: “¿Alguna vez se habrían atrevido a burlarse del islam de una manera similar? ¿Habrían soñado alguna vez con burlarse de esto de esta manera pública y grosera de una escena del Corán? Como digo, sabemos la respuesta a eso”.

“Francia, que solía llamarse la hija mayor de la Iglesia”

El obispo dijo amar la ciudad de París, donde hizo un doctorado durante tres años pero esa escena en la inauguración de los Juegos Olímpicos fue “una burda burla de la Última Cena y no la describiré más. Simplemente conéctese. Se ha vuelto viral. Se puede ver”.

Torre Eiffel. Juegos Olímpicos. Foto: The Olympic Games

Para Robert E. Barron, Francia intentaba dar “su mejor paso cultural” pero cuestionó si es “correcto… burlarse de este momento tan central en el cristianismo, donde Jesús en su Última Cena da su cuerpo y sangre en anticipación de la cruz y así se presenta”.

Insistió que se trató de “una burla grosera y frívola” cuando “Francia, que solía llamarse la hija mayor de la Iglesia. París que nos dio el pensamiento de Tomás de Aquino, Vicente de Paúl, el rey Luis IX, a franceses misioneros católicos en todo el mundo”.

Expresó que “Francia -cuya cultura y me refiero al respeto del individuo, de los derechos humanos y de la libertad, se basa en gran medida en el cristianismo- consideró que lo correcto era burlarse de la fe cristiana”.

Finalmente, aseveró que “lo interesante aquí es que esta sociedad posmoderna profundamente secularista sabe quién es su enemigo. Lo están nombrando y deberíamos creerles. Nos están diciendo quiénes son. Debemos creerles pero además nosotros los cristianos, nosotros los católicos, no debemos avergonzarnos. Deberíamos resistir. Deberíamos hacer oír nuestra voz”.

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