“El ciclo de violencia debe terminar”, reclama en un comunicado la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa
Doce niños drusos morían el pasado sábado tras el impacto de un proyectil disparado desde el Líbano contra la ciudad de Majdal Shams, en los altos del Golan (Israel). “Estas vidas inocentes, llenas de esperanzas y sueños, fueron arrebatadas en un acto de violencia indescriptible que entristeció profundamente a todos los que consideran sagrada la vida”. Así lo ha afirmado en un comunicado la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, de la que forma parte el Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.
“Extendemos nuestras más sentidas condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas y a toda la comunidad drusa en Tierra Santa”, continúa el comunicado. “La pérdida de estos niños es una tragedia indescriptible, que nos ha dejado un profundo impacto a todos. Las palabras no alcanzan para expresar plenamente el dolor y la indignación que sentimos ante tan abominable acto de violencia”.
Por ello, el texto asevera que “este momento de duelo, debemos honrar su memoria renovando nuestro compromiso con la paz y rechazando todas las formas de violencia”. “El ciclo de violencia debe terminar”, insisten, instando “a todas las partes a que busquen la comprensión y el respeto mutuo, ya que el futuro de nuestros niños y comunidades depende de ello. ¡Basta de violencia, odio y desprecio!”
“El futuro de los niños y el bienestar de nuestras comunidades dependen de nuestra capacidad de trascender el odio y abrazar los principios de la compasión y la coexistencia”, añaden, finalizando el comunicando con la esperanza de que “el Señor conceda consuelo y fuerza a las familias de las víctimas, y que su recuerdo nos recuerde el valor de la vida y la urgencia de la paz”.