“Yo pensaba que iba a limpiar”. Son las palabras de Rosa, una niña boliviana que a los 11 años fue víctima de la trata, la esclavitud del siglo XXI que se reivindica hoy, 30 de julio, Día Mundial contra la Trata. En realidad, a esta pequeña la obligaron a ejercer de trabajadora sexual: “Me sentía medio sucia, cochina”.
El suyo es solo uno de los numerosos casos que se dan en Bolivia, país de origen y destino para la trata de personas, que se encuentra en el nivel 2 de la Lista de Vigilancia de países observados en la lucha contra esta lacra. Esto significa que tienen un número estimado de víctimas que es significativo o que va en aumento, y que no se están tomando acciones proporcionales a ello, o no se tiene evidencia suficiente de los esfuerzos para los años anteriores.
Según datos de la Fiscalía General del Estado, en 2023, se registraron 1.359 casos, con un incremento de 254 casos entre 2022 y 2023. Y es que el tráfico de personas está considerado el tercer delito más lucrativo del mundo por detrás del tráfico de armas y de drogas. Además, las víctimas son en un 90% mujeres, niñas y adolescentes.
Para luchar contra esta lacra, el Centro de Capacitación y Servicio para la Mujer (Cecasem), que cuenta con más de dos décadas trabajando en esta problemática, creó el Observatorio de Trata de Personas en 2011, que es apoyado por Manos Unidas.
“Los objetivos son la visibilización de la situación de la trata de personas, la incidencia en la mejora de las políticas públicas, así como la generación de transformaciones sociales y la promoción de espacios de información, formación y servicio a la comunidad”, comenta Patricia Bustamente, directora ejecutiva de Cecasem.
Durante estos 24 años, más de 10.000 personas han participado en acciones preventivas de sensibilización y formaciones dirigidas a niños y niñas, adolescentes, jóvenes, población campesina e indígena, fiscales de materia, fuerzas armadas e instituciones a nivel nacional y subnacional.
Manos Unidas colabora con Cecasem desde hace más de 17 años en la prevención de la trata de personas, ya que la falta de acceso al agua había incrementado el riesgo de explotación infantil.
“Inicialmente, Manos Unidas se asoció con Cecasem para mejorar el sistema de riego en comunidades rurales de La Paz. Este proyecto tenía como objetivo primordial aumentar la seguridad alimentaria en la región”, señala la directora de la organización.
Con la instalación de más de 50 hectáreas de sistemas de riego se ha reducido esta vulnerabilidad al minimizar las distancias que los niños, niñas y adolescentes deben recorrer en busca de agua, fortaleciendo la seguridad alimentaria y el impulso de iniciativas económicas locales debido al aumento de la producción agrícola de las comunidades beneficiadas.
“Además, se han promovido iniciativas económicas en el municipio de Sorata y se ha fortalecido la Asociación de Productores Ecológicos de Cacao Borjano (ASPECABO) en San Borja contribuyendo así al desarrollo sostenible en diferentes regiones de Bolivia”, afirma Bustamante.
En sus 24 años de lucha contra la trata, Cecasem ha logrado ciertos avances como la inclusión, por primera vez, de la trata de personas expresamente, en la Constitución Política del Estado. Asimismo, la organización ha participado en la redacción de la Ley 263, Integral Contra la Trata y Tráfico de Personas y la elaboración del Protocolo Único de Atención a Víctimas de Trata y Tráfico de Personas, la creación de las Divisiones de Trata y Tráfico de Personas cómo unidad de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de la Policía Boliviana y la designación de fiscales para desarrollar formación especializada en materia de trata de personas y delitos conexos.
También ha facilitado materiales, equipos, recursos, kits de emergencia a las víctimas, así como entrega de fondos para el retorno, apoyo a los familiares de personas desparecidas y generación de alternativas económicas para los jóvenes.
Por su parte, en los últimos tres años, Manos Unidas ha contribuido con esta labor y ha destinado más de tres millones de euros a 41 proyectos para combatir la trata, el tráfico de personas y el trabajo infantil beneficiando a cerca de 65.000 personas, a nivel mundial.