Luego de asegurar que el crimen organizado tiene el control de gran parte de México, el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, aseguró que la Iglesia también es acosada por los delincuentes. Y cuestionó: “¿Quién manda en nuestro país?”.
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Puso como ejemplo lo que ocurre en el municipio del Estado de México en el que radica actualmente, así como en toda la región sur de dicha entidad, donde -dijo- “son los grupos criminales los que mandan“.
Explicó que los criminales cobran por todo: “para cualquier evento, hay que contar con su autorización; quien tiene alguna queja contra otra persona, acude a ellos para que pongan orden (su orden), pues el gobierno no les resuelve su problema”.
Y como los delincuentes tienen armas largas -apuntó en su artículo semanal difundido en diferentes medios del país- “se sienten con poder y, por medio de sus halcones, amenazan con levantar y llevar ante su comando a quienes no hagan lo que ellos disponen”.
Quieren controlar hasta a la Iglesia
El cardenal mexicano aseguró que hasta en asuntos de la Iglesia los criminales quieren imponerse.
“Hemos acudido a autoridades constitucionales para hacerles ver lo que está pasando; en respuesta, mandan policías y soldados a unos lugares, con lo que ayudan temporalmente a inhibir el poder de esos grupos. Lo valoramos y agradecemos, pero no los desarticulan ni eliminan; esos grupos siguen con su organización y sus actividades delictivas, incluso, en lugares muy cercanos a donde están los destacamentos”.
Otro ejemplo del control del crimen organizado es la cantidad de trailers cargados de madera que se pueden ver cerca de su pueblo natal en el Estado de México, a plena luz del día.
“Unos pocos tienen permisos legales para una explotación racional de árboles, pero la mayoría son negocios del crimen organizado, que circulan libremente por las carreteras y nadie los detiene”.
Desprotegidos “por nuestras autoridades”
El cardenal Arizmendi lamentó también lo que se está viviendo en el estado de Chiapas, donde durante varios años ejerció su ministerio episcopal.
Y es que, recientemente, el obispo de Tapachula, Jaime Calderón, denunció lo que sus comunidades están sufriendo, al tener que huir a poblaciones fronterizas de Guatemala para escapar de cárteles mexicanos que pelean por dominar dichos territorios para el trasiego de drogas y para extorsionar a la población y a los migrantes que pasan por allí”.
Arizmendi señaló que las personas se sienten desprotegidas por las autoridades. “Aunque en sus ruedas de prensa nuestro Presidente (Andrés Manuel López Obrador) afirme que es un caso aislado, lo cierto es que eso que está pasando en Chiapas refleja lo que se está viviendo en tantas partes del país. Muchos han tenido que huir a las ciudades o al extranjero, porque no hay autoridad que los proteja”.
Finalmente, ante la detención en Estados Unidos la semana pasada de dos líderes del Cártel de Sinaloa, el cardenal lanzó la pregunta: “¿Estados Unidos tiene que detener a nuestros capos, porque aquí no pueden o no quieren?”.