Cultura

Viaje a un gótico desconocido





La comarca del Campo de Daroca (Zaragoza) resguarda una de las grandes maravillas del arte hispanogótico: una serie de retablos que se despliegan en siete pequeñas localidades: Lechón, Villarroya del Campo, Villadoz, Langa del Castillo, Torralbilla, Retascón y Cubel, que –junto a Aneto y la propia Daroca– conforman una ruta que da testimonio de un “sobresaliente florecimiento artístico y espiritual”, como describe Carolina Julián, técnico de Turismo de la comarca del Campo de Daroca.



“Es un itinerario también espiritual, y que se recorre en la medida en que vamos viendo los distintos retablos que tenemos en las iglesias de la comarca. No solo conocemos distintas escenas de la infancia, la vida pública de Jesús, su pasión, muerte y resurrección, sino la vida de los grandes santos, que son los que también fundamentan la vida religiosa de nuestros pueblos, que se mueven por la religiosidad popular, sobre todo en la devoción a la Virgen María”, expone Federico Castillo, párroco de la unidad pastoral de Daroca, con veintiocho pueblos bajo su responsabilidad, compartida con dos vicarios parroquiales.

Todo va de la mano, el arte y las tradiciones –prosigue–. Y en medio de todo eso está la vida de fe, la vida cristiana, que nosotros ahora mismo, pese a las circunstancias que tenemos de poco clero, seguimos intentando mantener porque es un eje importante en la vida de estos pueblos. Los turistas que recorran esta ruta no solo se van a encontrar con estos espléndidos retablos, sino también un sólido recorrido espiritual”.

Como añade Carolina Julián, “la madre de la ruta es la capital comarcal, Daroca”, y eso significa que está ligada al florecimiento que supuso el depósito del llamado Milagro de los Santísimos Corporales a mediados del siglo XIII. “De hecho, el peregrinaje obliga a ampliar la basílica en tres naves porque ya no es capaz de absorber todo ese flujo de peregrinación que venía a adorar a los Corporales, incluidos los Reyes Católicos”, añade la técnico.

Un antes y un después

“A partir de ahí, en Daroca se suceden diferentes escuelas del gótico y llega uno de sus grandes referentes, Bartolomé Bermejo, uno de los pintores hispanogóticos más importantes de la segunda mitad del siglo XV. Es tan alta su calidad que pueblos, párrocos y mecenas empiezan a encargar retablos y retablos. Esta es la explicación de por qué hay tantos retablos góticos en la comarca”. El párroco está de acuerdo: “La llegada del Santísimo Misterio del Milagro de los Corporales en 1239 marcó un antes y un después en la historia no solo de Daroca, sino de toda la comarca”.

No solo llega Bartolomé Bermejo, “el pintor más grande de la Corona de Aragón en el último tercio del siglo XV”, como lo describe Gonzalo Borrás, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, sino que a su estela trabajaron en todo el Campo de Daroca otros pintores como Juan de Bonilla, Martín del Cano o Blascón de Grañén. “Tantas fueron las obras que se le encargaron a Bermejo que este tuvo que contar con otros compañeros para acabarlas. Fruto de esta colaboración y de este momento tan prolífico, surgen toda esta serie de retablos”, precisa Julián.

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