La Conferencia del Episcopado Mexicano se une a la jornada de oración convocada para el 4 de agosto por el CELAM, la Conferencia Episcopal Venezolana y la Conferencia Episcopal de Colombia
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se unió espiritualmente a la jornada de oración por Venezuela, convocada para el 4 de agosto por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Conferencia Episcopal Venezolana y la Conferencia Episcopal de Colombia.
Y es que el pueblo venezolano atraviesa por momentos de inestabilidad política, luego de que los resultados de la elección presidencial del 28 de julio dieron como ganador a Nicolás Maduro, situación que ha generado la inconformidad de miles de opositores que han salido a las calles al argumentar fraude en el proceso, cuyo ganador aseguran es Edmundo González Urrutia.
Es por ello que los obispos mexicanos también se suman a la preocupación por la situación en Venezuela, externada por varios episcopados de América.
La CEM señaló: “en comunión con nuestros hermanos venezolanos, expresa solidaridad fraterna con el pueblo de Venezuela en estos momentos de gran trascendencia para su nación”.
Invitaron a todos los fieles mexicanos a sumarse a la iniciativa de oración, “recordando las palabras del papa Francisco: ‘la oración nos ayuda a amar a los demás, a pesar de sus errores y sus pecados'”.
Hicieron énfasis en “la importancia de la democracia como expresión de la participación de los ciudadanos en la construcción del bien común. Como nos enseña la Doctrina Social de la Iglesia, ‘una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana'”.
El episcopado mexicano hizo un llamado “a todos los actores de la sociedad venezolana a buscar caminos de diálogo y encuentro. Como nos recuerda el papa Francisco en Fratelli Tutti: ‘El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro'”.
Exhortaron a que “cualquier diferencia o controversia se resuelva por vías pacíficas e institucionales, respetando siempre la dignidad de cada persona y buscando el bien común de toda nación”.
“Nos unimos a las palabras de nuestros hermanos obispos venezolanos: ‘¡Es Cristo mismo quien sostiene nuestro país! Que el desaliento y la desesperanza no encuentren lugar en la vida del cristiano’. Esta afirmación nos recuerda que nuestra fe debe ser una fuente de esperanza y transformación social”.
Finalmente pidieron a “Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, interceda por el pueblo venezolano y por toda América Latina, para que prevalezcan la paz, la justicia y la fraternidad”.