Vaticano

El papa Francisco, “avanzadilla” de los peregrinos del Jubileo en Santa María la Mayor

El pontífice rezó por “la paz, que solo es verdadera y duradera si parte de corazones arrepentidos y perdonados”, ante la ‘Salus populi romani’





El papa Francisco, durante su pontificado, ha acudido muchas veces a la basílica de Santa María la Mayor pero es la primera vez que el pontífice acude en la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, este 5 de agosto, donde ha participado en la oración de las Segundas Vísperas de aniversario de la dedicación de la basílica. Tras celebrar por la mañana el famoso “milagro de la nieve” a través de una lluvia de pétalos blancos que descienden del techo de la basílica; el arcipreste coadjutor del templo, Rolandas Makrickas, ha presidido la oración litúrgica.



Bendita entre las mujeres

En su homilía, el Papa comentó la tradicional “nevada” que se volvió a representar durante el canto del Magníficat y que, señaló “evoca el fenómeno prodigioso que le indicó al papa Liberio el lugar donde construir la basílica antigua” pero que simbólicamente produce “admiración y asombro” ya que “se puede comprender como símbolo de la gracia, es decir, de una realidad que une la belleza y la gratuidad. La gracia es algo que nadie puede merecer, ni mucho menos comprarse; sólo se puede recibir como don y, como tal, es de carácter totalmente imprevisible, precisamente como puede serlo una nevada en Roma, en pleno verano”.

Ante el icono mariano de la ‘Salus populi romani’, señaló “la gracia adquiere plenamente su forma cristiana en la imagende la Virgen Madre con el Niño en brazos. Aquí la gracia aparece en su realidad más concreta, despojada de cualquier revestimiento mitológico, mágico y espiritualista, que siempre están al acecho en el ámbito de la religión. En el icono está sólo lo esencial: la Mujer y el Hijo”, reclamó el Papa. “Esa Mujer es la llena de gracia, concebida sin pecado, inmaculada como la nieve recién caída. Dios la miró con admiración y asombro, y la escogió como Madre porque es hija de su Hijo: generada en Él antes del tiempo, se convirtió en Madre suya en la plenitud de los tiempos”, añadió Francisco ante la “Bendita entre todas las mujeres” ya que aparece junto al Hijo bendiciendo.

El pontífice destacó que “el pueblo fiel viene a pedirle su bendición a la Santa Madre de Dios, porque ella es la mediadora de la gracia que brota siempre y sólo de Jesucristo, por obra del Espíritu Santo”. Ante el Jubileo y la visita de los peregrinos el Papa se ha definido como “una especie de avanzadilla” para pedir su intercesión para Roma y el mundo, para “especialmente para pedir por la paz; la paz que sólo es verdadera y duradera si parte de corazones arrepentidos y perdonados; la paz que nos viene de la Cruz de Cristo”, clamó antes de concluir su homilía con una oración de san Cirilo de Alejandría en la conclusión del Concilio de Éfeso.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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