‘La derecha cristiana en Europa. Movimientos, redes y denominaciones’ es el primer estudio que se realiza al respecto en el continente. El volumen dedica un capítulo –titulado ‘Camino indirecto al poder’– a revisar la agenda católica de la extrema derecha en España en las últimas dos décadas. En él, el doctorando del Departamento de Antropología Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid José Barrera-Blanco, y los profesores asociados Mónica Cornejo-Valle y J. Ignacio Pichardo analizan el fenómeno desde las movilizaciones de 2005 ante la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y los grupos que estaban detrás, hasta la irrupción de Vox en la política nacional en 2018.
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“Entre 2005 y 2009, España fue el primer escenario europeo para la movilización católica contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, la educación sexual y la interrupción voluntaria del embarazo. Estos tres logros sociales fueron considerados expresiones de lo que algunos cristianos denominan ideología de género. Pero estas campañas anti género fracasaron en sus principales objetivos: hoy tanto el aborto como el matrimonio entre personas del mismo sexo son legales”, detalla el trabajo.
Los investigadores se retrotraen incluso unos años más. La primera vez que se señaló en España que el género era un proyecto ideológico nocivo de los “lobbies homosexuales” y un “cierto feminismo” fue en 2001 en la instrucción pastoral ‘La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad‘, firmada por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. “Dos años antes, se creó el Foro de la Familia, una plataforma que agrupa a asociaciones profamilia para ejercer presión contra las uniones entre personas del mismo sexo y la educación sexual. Aunque este se define a sí mismo como aconfesional, tanto su lenguaje como sus áreas de movilización tienen obviamente sus raíces en el catolicismo”, concluyen
Protestas en la calle
Sin embargo, consideran que tanto “los actores como el discurso anti género fueron irrelevantes hasta la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno en 2004, cuando el PSOE anunció un conjunto de reformas sobre derechos sexuales y reproductivos que incluían el matrimonio entre personas del mismo sexo, la educación sexual, el derecho al aborto y las políticas de género. La Conferencia Episcopal reaccionó con una campaña de comunicación basada en la difusión del pánico moral en torno a los valores familiares, que movilizó al Foro de la Familia. Organizaron grandes manifestaciones contra las leyes del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo entre 2005 y 2009”, aseveran.
Según explica a Vida Nueva Cornejo-Valle, “hay una parte del PP, la más conservadora, que ya antes de Vox defendía la agenda contra los derechos reproductivos y después contra los derechos sexuales, y la presentaba como una agenda cristiana y católica”. De hecho, el PP se sumó a las manifestaciones para “aprovechar la contienda contra el gobierno socialista”. España se convirtió entonces en “el primer país europeo donde la derecha cristiana se movilizó masivamente contra el género, convirtiéndose en un laboratorio donde activistas cristianos de otros países pudieron aprender, crear y probar repertorios de contención para posteriores oportunidades políticas”.
Cinco años más tarde, se inicia el pontificado del papa Francisco (2013), momento en el que, según los profesores, el Vaticano “cambió la estrategia contra los derechos sexuales y reproductivos, con una renovación del tono y la retórica, pero no de las posturas doctrinales. Un lenguaje explícito de condena moral fue reemplazado por un lenguaje centrado en un enfoque pastoral hacia los homosexuales, los divorciados y las mujeres que abortan”.
Según recogen, “esta moderación discursiva también se ha producido dentro de la Iglesia española, ganando poder los sectores más cercanos a Francisco en detrimento del ala más conservadora. De hecho, Carlos Osoro y Juan José Omella fueron nombrados arzobispos de Madrid y Barcelona, respectivamente, y cardenales en 2016 y 2017. Los dos cardenales fueron elegidos vicepresidente y presidente de la CEE, respectivamente, en 2020”.
Camino al poder
Como recoge el informe, “en España, donde la doctrina religiosa tiene poca influencia en la opinión pública, los activistas laicos presionan para traducir sus cuestiones religiosas a un lenguaje secular, borrando deliberadamente la identidad religiosa de las demandas y el repertorio de la movilización. Incluso cuando los propios obispos han sido contendientes visibles, manifestándose en las calles, los activistas han insistido en la laicidad de las campañas”. De hecho, “Hazte Oír, un lobby anti género creado en 2001, ha seguido esta táctica de secularismo con éxito. El uso del ciberactivismo y los jóvenes les ha permitido alejarse de la imagen pasada de moda de los conservadores católicos”.
Vox nació el mismo año que CitizenGO, la marca internacional de Hazte Oír. En su discurso en el XIII Congreso Mundial de las Familias, el presidente de CitizenGO y Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, dijo que influir en los partidos políticos, los funcionarios electos y “el establishment” era el camino directo al poder, pero “mi camino favorito es el camino indirecto al poder: al controlar el entorno de aquellos que están en el camino directo hacia el poder, también se los controla a ellos”. “El éxito directo de Vox ha sido el éxito indirecto de sus asociaciones asociadas. HazteOir trabaja como una organización que apoya y financia eventos para promover la agenda de Vox, mientras que Vox actúa como altavoz de sus ideas y demandas en los parlamentos nacionales, regionales y locales.
“Vox hace uso de unas creencias y una identidad religiosas cristianas como instrumento electoral y como una forma de señalar enemigos sociales en las minorías (feministas, personas LGBTIQ+, migrantes, catalanes, etc.)”, sostiene Cornejo-Valle. “Pero más allá de la oportunidad que ha representado Vox, la agenda católica se soporta principalmente en el trabajo activista de ONG, lobbies y asociaciones civiles de ideología conservadora”, reconoce a ‘Vida Nueva’ Barrera-Blanco. “De hecho, poco a poco Vox también está distanciándose de su agenda más moral para dar prioridad a la migración y la seguridad”, asevera.
Como recalca Cornejo-Valle, “es muy interesante cómo en 2018 la sociedad española y sus medios de comunicación pasaron del desinterés prácticamente total en la batalla contra las políticas de género que se venía librando desde 2005 en España, a, de repente, darse cuenta de que esto estaba pasando. Es interesante también que el espacio público se abriera al tema especialmente en ese momento, cuando surge un interlocutor particular, Vox, al que los medios de comunicación adoraron por su capacidad para simplificar los debates y generar titulares”. Así, considera que, “cuando Vox se desinfle, el tema quedará arrinconado, aunque no desaparecerá, a menos que otros actores políticos con un magnetismo mediático similar lo quieran mantener vivo”.