“Tengo ganas, sí”. Esta es la repuesta directa que da el papa Francisco ante un posible viaje apostólico a China en una entrevista concedida a la provincia del país asiático de la Compañía de Jesús que recogen los medios vaticanos. Precisamente esta conversación difundida ahora fue grabada el pasado 24 de mayo, día de María Auxiliadora, patrona del pueblo chino, en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano. El Papa, a preguntas del jesuita Pedro Chia, director de la Oficina de Prensa de la provincia, señala que espera visitar este santuario en Shangái y que tiene una imagen de esta advocación en la Casa Santa Marta.
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El virus de la esperanza
El Papa quiere ir a China para encontrarse con los obispos y con el Pueblo de Dios, que es tan fiel, “que ha pasado tantas cosas y mantuvo la fidelidad”. A Francisco le gustaría ofrecer un mensaje de esperanza a un pueblo “que es maestro en esperar. Los chinos son maestros en la paciencia, en esperar. Ustedes tienen ‘el virus de la esperanza’, y es una cosa muy bella”.
Sobre las resistencias a las reformas papales, confiesa que “si uno quiere hacer todo, la cosa no funciona”, por lo que enfatiza la importancia de la colaboración, la escucha y las consultas antes de tomar decisiones: “No tengo secretos, hago lo que tengo que hacer ayudado de todos”, sentencia. “Las críticas siempre ayudan: aunque no sean constructivas, ayudan siempre porque lo hacen a uno reflexionar sobre el modo de actuar”, señala en otro momento de la entrevista.
Pensando en los retos de su pontificado, el Papa lamenta las guerras en Ucrania, Myanmar y Palestina. “Yo siempre trato de resolverlos con el diálogo, y cuando no resulta, con la paciencia y siempre con el sentido del humor”, confesó.