La pastoral carcelaria de Argentina pidió no bajar la edad de imputabilidad de los menores

  • Indicaron que el encierro y las penas duras nunca son una solución
  • Propusieron prevención, contención y responsabilidad social para los jóvenes que transgreden la ley

La pastoral carcelaria de Argentina emitió un comunicado, titulado “No encerremos la esperanza”, con relación a la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad de los menores.



El organismo de la Conferencia Episcopal Argentina comenzó esta declaración con las palabras que el papa Francisco pronunció en la audiencia del 23 de septiembre del 2020: “No tengamos miedo de soñar en grande, buscando los ideales de justicia y de amor social que nacen de la esperanza”.

Ante un nuevo régimen penal juvenil

Informaron que ante el tratamiento parlamentario que debatirá la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad a 13 años, desean expresar algunas ideas, a partir de la experiencia de conocer la realidad carcelaria y de trabajar con menores infractores de la ley; de “la cercanía con nuestros hermanos presos, sus familias y todos los actores que forman parte del mundo de la carcelación”.

Estimaron que es necesario un nuevo régimen penal juvenil, que acompañe y promueva integralmente el desarrollo de los menores, pero sin bajar la edad mínima de imputabilidad.

Opinaron que, desde la concepción y hasta que alguien comete un delito, hay un marco y un recorrido social, y que como sociedad hay una responsabilidad para ayudar a prevenir la conducta de chicos y jóvenes que transgreden la ley.

Se preguntaron quienes estuvieron presentes para brindar contención en momentos decisivos: la familia, el Estado, la escuela, la Iglesia, los vecinos del barrio… Por tal motivo, en la pastoral carcelaria afirman que cuando alguien comete un delito, trasgrede la ley y cae preso es porque alguien estuvo ausente. Aludieron a un texto de Carlos Ciappina, quien en “La baja de la edad de imputabilidad para niños y jóvenes. Reflexiones en torno a equívocos, mitos y realidades”, sostuvo: “Aquí y en cualquier sociedad del mundo las altas tasas de inequidad, exclusión y pobreza van acompañadas de altas tasas de conflicto con la Ley Penal”.

Agregaron que hay que considerar también el proceso de desarrollo cognitivo y psicológico completo de la persona, que le permite razonar, anticiparse, planificar o realizar juicios críticos, y que a la edad de 18 o 19 años aún está incompleto.

Relevamiento integral

Creen necesario hacer un relevamiento integral de la situación de los menores que delinquen teniendo en cuenta el ámbito social, cultural, familiar y económico, para entender mejor las causas de sus acciones y permitir una intervención más efectiva del Estado.

Se hace necesario un trabajo de prevención urgente que implica un compromiso mayor, y un presupuesto necesario para acompañar a menores en conflicto con la ley, y a todas las instituciones de la sociedad, con profesionales idóneos y comprometidos.

Citaron el Evangelio de Lc 1, 66: “¿qué llegará a ser este niño?”, para cuestionar: ¿Un criminal nace o se hace? La respuesta requiere una mirada a fondo para poder acompañar y encauzar la vida y la formación de los menores hacia su propio futuro, sin mutilar los derechos fundamentales que posibilitan un legítimo desarrollo.

El Papa mencionaba, en la audiencia anteriormente citada, que se necesita a los jóvenes, su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía, su alegría contagiosa y la pizca de locura que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos. El equipo de pastoral carcelaria, a partir de este principio, sostuvo: “Los necesitamos, pero no presos, sino como parte de una sociedad más justa, sana, solidaria, que los incluya para participar y evolucionar, no encerrados en una decadente y oscura involución”.

Asimismo, agregaron que nunca el encierro, ni penas más duras, ni la baja de la imputabilidad, son la solución para detener la violencia. Son salidas superficiales y sin lógica de solución.

La Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria confirmó que, según el Informe Estadístico 2023 de la Base General de Datos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Corte Suprema de la Nación, los delitos cometidos por adolescentes entre 14 y 16 años representan el 0.4%,, y que el porcentaje de participación en homicidios es del 0.7% . Además, las normativas internacionales y recomendaciones de organismos como Unicef y la ONU, sugieren mantener una edad mínima alta para la imputabilidad, protegiendo los derechos de los menores.

Es necesario pensar con esperanza la realidad de los niños y jóvenes. Por lo que suman su voz a otras de la Iglesia que insiste en la prevención, más que en bajar la edad de imputabilidad.

Finalmente, el equipo del Secretariado Nacional de esta Comisión Episcopal, desde su compromiso y conocimiento de la realidad carcelaria, confirmaron: “No a la baja de la edad de la imputabilidad”. Y aseguraron su disponibilidad para seguir dando razones de la esperanza para que todos tengan las mismas oportunidades y posibilidades para crecer y salir adelante.

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