El Vaticano expulsa del Sodalicio a su fundador Luis Fernando Figari

La Conferencia Episcopal del Perú ha dado a conocer la decisión del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica

Luis Figari, fundador del Sodalicio/Archivo

Han pasado diez años desde que las denuncias de abusos psicológicos, físicos y sexuales contra Luis Fernando Figari, de 77 años. empezaran a ser de trazo grueso. Ahora, este miércoles 14 de agosto, la Conferencia Episcopal Peruana ha informado que el Vaticano ha expulsado al laico fundador del Sodalicio de Vida Cristiana al que fuera el fundador de esta sociedad de vida apostólica. La decisión la toma el Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y cuenta con la aprobación directa del papa Francisco que ha firmado el decreto de expulsión.



Fin de un proceso

La Conferencia Episcopal Peruana señala que la expulsión llega como aplicación del canon 746 del Código de Derecho Canónico. En el decreto, firmado en el vaticano el pasado 9 de agosto se hace referencia a la investigación encomendada por el Papa el 5 de julio de 2023 al arzobispo de Malta, Charles J. Scicluna, y al Secretario Adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Jordi Bertomeu. Tras esta visita apostólica en la que se analizaron las denuncias contra Figari y otros miembros del Sodalicia “de acuerdo a los resultados obtenidos y las certezas adquiridas durante el transcurso de esta investigación; considerando obligado, adecuado y urgente que se adopte medidas para la protección y cuidado del bien de la Iglesia y de cada uno de los fieles” el pontífice expulsa “por el bien de la Iglesia” a Figari aplicando también lo previsto en el Derecho Canónico en los cánones 331, 695 y 696.

Y es que las acusaciones comprobadas en la investigación, se lee en el decretos, son “en cualquier caso incompatibles y por tanto inaceptables en un miembro de una institución de la Iglesia, así como por causa de escándalo y grave daño al bien de la Iglesia y de cada uno de los fieles”. Entre ellos las víctimas que han colaborado activamente en la investigación y han abrazado positivamente algunas de las medidas previas.

Luis Fernando Figari

En la investigación, hace un año, participaron denunciantes y miembros de la cúpula del Sodalicio. “En caso de que la comisión del Vaticano culmine sus diligencias en el país y encuentre pruebas de que la organización es corrupta, sectaria y mafiosa, podrían cerrarlos. Y eso sentaría un precedente histórico y haría temblar a muchísimas organizaciones de las características del Sodalicio”, señalaban entonces desde Perú.

Primeras denuncias en 2011

El Sodalicio, fundado en Perú en 1971 para formar intelectualmente a jóvenes “como soldados de élite en el ejército de Dios”, comenzó a recibir las primeras denuncias en 2011, cuando el tribunal eclesiástico de Lima analizó cuatro denuncias contra el fundador. Sin embargo, el verdadero estallido del escándalo se produjo en 2015, cuando los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaron el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’, en el que se relataban los abusos cometidos por los miembros del Sodalicio.

Precisamente, al encontrarse “lagunas, contradicciones y algunos aspectos poco claros” y ante “la notable, anómala y no del todo comprensible resonancia” que el caso encontró en los medios de comunicación peruanos, el 22 de abril de 2015 se ordenó una visita apostólica, encargada a Fortunato Pablo Urcey, OAR, entonces obispo de Chota y secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana.

En febrero de 2017 el Sodalicio presentó un informe sobre distintos casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la comunidad contra adultos y menores, así como por su propio fundador, quien más adelante sería sancionado por la Santa Sede y entregado a la Fiscalía peruana.

Este informe concluía que tanto el fundador como cuatro de sus principales colaboradores abusaron sexualmente de 36 miembros del grupo entre 1994 y 2002, siendo 19 de ellos menores de edad. Un año antes, el Sodalicio ya reconoció la culpabilidad de Figari (enviado a Roma anteriormente para un retiro espiritual) y lo declaró como persona ‘non grata’ para la institución.

El Sodalicio, comisariado en 2018

Así, en 2018 el Vaticano comisarió el Sodalicio. En el comunicado hecho público entonces por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica se nombraba comisario apostólico al redentorista colombiano Noel Antonio Londoño, obispo de Jericó. Así, el cardenal Joseph Tobin mantendría respecto al Sodalicio su cargo de delegado ‘ad nutum’, encargándose, de un modo particular, de “las cuestiones de índole económica”.

“El Papa se ha mostrado especialmente atento a la notable gravedad de las informaciones acerca del régimen interno, la formación y la gestión económica-financiera, motivo por el cual ha pedido con insistencia al Dicasterio una particular atención”, añadía dicho comunicado.

“A esto –concluía el comunicado– se han sumado últimamente las graves medidas adoptadas por la autoridad judicial peruana con respecto a Figari”, en referencia a la solicitud de nueve meses de prisión preventiva que solicitó entonces para él la fiscal María Janine León Pizarro. Se acusaba a Figari de “delitos de asociación ilícita para delinquir en agravio del Estado y por lesiones psicológicas graves”, en su día, contra varios de los jóvenes que formaban parte del postulantado de la sociedad.

Sin embargo, sobre su conducta sexual, el Dicasterio constató que, si bien cometió “actos contrarios al sexto mandamiento”, matizó que siempre “con personas que tenían una edad mucho mayor de 16 años”, por lo que que no se puede afirmar, “con suficiente claridad y certeza moral, que dichos actos ocurrieran con violencia”. En definitiva, se entendía que, aunque estos actos fueron “gravemente pecaminosos”, no podían ser calificados con certeza de “abusos a menores”.

El Episcopado, con el periodista que destapó el escándalo

En abril de 2019, la propia Conferencia Episcopal Peruana mostró su apoyo a Pedro Salinas, condenado a un año de prisión con libertad condicional y una multa de 24.000 dólares por “difamación” contra Eguren. El comunicador acusaba al prelado de encubrir de manera consciente los abusos “cometidos de manera reiterada durante décadas dentro del Sodalicio”. Más tarde, el mitrado retiró la denuncia contra el periodista que más fehacientemente ha informado sobre el Sodalicio.

El escándalo ha sido tal en el país que el propio Pedro Barreto, cardenal arzobispo de Huancayo, llegó a solicitar al Vaticano que disolviera el Sodalicio. “Yo personalmente pienso, cuando una organización religiosa ha delinquido, porque hay que decirlo así, desde el punto de vista de abusos sexuales y la parte económica, que hay también problemas, hay que disolverla; y ese es el punto en que nosotros estamos en ese camino y, me consta, que la Santa Sede está en ese camino”, afirmó el jesuita en 2020. “El problema de fondo es que el fundador está, no solamente seriamente cuestionado, sino que es una persona pervertida”, concluyó.

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