Cono Sur

El secretario del CELAM se reunió con la presidenta del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas

  • Lizardo Estrada expresó el apoyo de la Iglesia al trabajo por la justicia y la paz que realiza la ONU
  • También señaló que la sinodalidad en la sociedad, es vida democrática





Una reunión inédita sostuvo el secretario general del CELAM, Lizardo Estrada Herrera, obispo auxiliar de Cusco (Perú) con Paula Narváez Ojeda, presidenta del Consejo Económico Social de Naciones Unidas, en Nueva York. El obispo asistió acompañado de Guillermo Sandoval, director del Centro de Gestión del Conocimiento, del organismo latinoamericano. 



El motivo del encuentro fue la presentación de dos trabajos realizados en el Observatorio del Centro de Gestión del Conocimiento: un análisis de la realidad latinoamericana y caribeña en lo social, económico, cultural y ecológico; y un estudio elaborado para el mismo Observatorio por el Centro de Ética y Reflexión Social Fernando Vives, sj., de la Universidad Alberto Hurtado, en Chile, sobre migraciones. Este estudio complementa una investigación anterior, de carácter más cualitativo, hecha en 16 países, con trabajo de campo, encargado por el CELAM para la Red Clamor, que reúne 650 centros de acogida a migrantes en América Latina y El Caribe.

Colaboración entre Naciones Unidas y las Iglesias

“Fuimos muy gratamente acogidos por la señora Narváez”, confiesa Guillermo Sandoval a Vida Nueva. Agrega que ella “se comprometió a gestionar con su sucesor que esta relación continúe para avanzar en otras formas de integración. Asignó un funcionario de la Misión para guiar los pasos que se deberían seguir. Además, ella hizo una valoración muy positiva del Papa Francisco y de la presencia de la iglesia en América Latina y señaló la existencia de diversos espacios de colaboración de Naciones Unidas y las iglesias. Por su parte, el obispo expresó la disposición del CELAM a trabajar con todos quienes estén dispuestos a construir y fortalecer la paz”.

En esa ocasión, además, Estrada entregó a la Presidenta del ECOSOC una carta en la que reiteran “nuestro acompañamiento al sistema de Naciones Unidas, su trabajo por la paz y la justicia social”. Luego, le dice que “en coincidencia con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe lleva adelante muchas iniciativas concretas que nos permiten acompañar de cerca la vida de nuestros pueblos. Por eso, sentimos el deber de hacer presente la realidad de la Región, las carencias en su desarrollo humano integral y, por tanto, en la vida de las personas”.

La carta, firmada por el presidente del CELAM, Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre (Brasil) y por el secretario general, expone cuatro aspectos de la realidad latinoamericana y caribeña: la crisis de la democracia, donde señalan el daño a la convivencia política y cómo se sacrifican “valores tan caros a la convivencia democrática, a cambio de seguridad, que ciertamente también importa”; indica la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado como agentes que socavan “las bases de nuestra organización social y política, debilitando nuestras instituciones”. Luego precisan que “el ejercicio de la participación ciudadana, el fomento de la amistad cívica y la elevación de la calidad de la política, así como el pleno respeto a la libertad religiosa, son un imperativo de los tiempos actuales, y constituyen una tarea a promover por las iglesias”.

Verdaderas crisis humanitarias

La migración es otro tema señalado por la Presidencia del CELAM en su carta. El cierre de fronteras que enfatiza “políticas securitistas en desmedro, muchas veces, de los derechos migratorios y la seguridad humana, desencadenándose verdaderas crisis humanitarias” es motivo de preocupación. Aún más, “nos duele profundamente ver que crece la xenofobia y la discriminación, lo que se expresa también en sensacionalismo informativo e instrumentalización política de la migración que fomenta discursos de odio y rechazo a los migrantes”. Allí le hacen ver el Índice de Riesgo Migratorio construido como servicio a las personas migrantes, presente en uno de los documentos entregados.

Respecto a la ecología integral, los obispos reiteran lo que el papa Francisco ha señalado en diversos documentos y llaman “a relacionarnos con la naturaleza cuidando que ella sea también la fuente del sustento del buen vivir de las generaciones actuales y futuras. En este sentido, miramos con respeto las culturas de los pueblos originarios, que siempre han tomado de la naturaleza aquello que necesitan para vivir, sin depredar. Tenemos mucho que aprender de ellos, adecuando esa sabiduría a los tiempos actuales”.

“El desarrollo humano no es simple crecimiento. El desarrollo humano integral no es tampoco notables estadísticas de ingreso per cápita. Debemos mirar detrás de esos indicadores, donde hay muchos matices. Porque cuando se va hasta la realidad de las personas, con nombres, con rostros, con dolores y alegrías, observamos que algunos tienen mucho y otros la mesa vacía”, expresa la carta en el cuarto tema de la realidad latinoamericana y caribeña que expone. Se refiere a lo que el Papa ha expresado en 3 palabras: Tierra, Techo y Trabajo. Gran parte de la población del continente clama “por justicia en el acceso a la tierra, necesitan de un techo que respete su dignidad, quieren participar ofreciendo parte lo mejor de ellos mismos: la creatividad de su trabajo, que genera la riqueza de nuestros países. Sólo queremos, para todos, acceso al trabajo decente, al salario ético, a la participación en los bienes de la Creación. No hay mayor pobreza que la falta de trabajo, ha enseñado el papa Francisco”, continúa la carta.

Caminar junto al género humano

“Caminar juntos” es otro aspecto señalado por los obispos: “en definitiva, la Iglesia católica busca caminar junto al género humano. Junto a quienes tienen otros credos, y también junto a aquellos que no tienen credos, en búsqueda de soluciones a las crisis humanitarias”. Agregan que es un deber ético buscar caminos comunes. “Desde una perspectiva religiosa, eso es lo que llamamos sinodalidad. En la sociedad civil, se entiende como auténtica democracia”. A continuación, expresan a la destinataria de la carta y a los miembros de la Asamblea de ECOSOC, que “debemos gastar menos en armas y más en alimentos, vivienda, salud y educación. Es un escándalo y un sin sentido que cuando esta Tierra produce más alimentos que los necesarios para los 8 mil millones de habitantes, varios de esos millones sufran hambre e incluso mueran por inanición, mientras miles y miles de toneladas se destruyen para mantener los precios de los mercados; que cuando la ciencia y la tecnología nos maravillan con sus avances, haya quienes aún no tienen acceso a condiciones sanitarias mínimas”.

La carta concluye señalando la preocupación de la Iglesia por el respeto a la dignidad humana, “centro de nuestro magisterio social, también es un punto de encuentro para todas las personas de buena voluntad”. “Quien ama la paz busca y construye la justicia, continúa la carta. Esa tarea es un espacio donde nuestra Iglesia y, creemos, todas las iglesias, estamos llamadas a colaborar. En este sentido, nuestra presencia aquí busca decir a la comunidad internacional que nuestra Iglesia quiere sumar su voz y su acción a quienes desean fortalecer los espacios de paz. Nuestra misión no es la de tomar partido político en el sentido partidista, pero ciertamente sí la de acompañar los procesos que lleven a elevar el respeto de la dignidad de las personas. Desde esa perspectiva, la primera tarea es construir esperanza. Para eso, queremos caminar juntos”, cierra la carta del CELAM entregada al Consejo Económico Social de Naciones Unidas.

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