La situación es grave en la subregión del San Juan, en Chocó, del pacífico colombiano luego de que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha decretado un paro armado indefinido.
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Estas acciones ilegales consisten en decretar un “toque de queda” a la población y aislarla de toda actividad. Las poblaciones afectadas hasta el momento son Nóvita, Istmina, Medio San Juan, Sipí y Litoral del San Juan.
Por ello, Mario de Jesús Álvarez, obispo de Istmina-Tadó, ha pedido al Gobierno y guerrilleros “entremos en diálogo, busquemos con los verdaderos sentimientos la paz y protejamos a nuestra población civil”.
“Hago este llamado uniéndome a todos aquellos que de buena voluntad queremos caminar en la búsqueda de una paz sincera y duradera ”, señaló.
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Crisis humanitaria
Mientras tanto la Conferencia de obispos informó que se ha generado una oleada de desplazados hacia las comunidades Negría, Noanama, Puerto Murillo y hacia las cabeceras municipales de Istmina y Medio San Juan.
Esto ha generado “una crisis humanitaria” pues los equipos de atención no cuentan con la capacidad de respuesta suficiente.
Por ello, desde la diócesis de Istmina- Tadó requieren con urgencia elementos básicos como filtros purificadores de agua, ropa, aseo personal; también apoyo psicosocial y atención en salud ante muchos casos de niños, niñas y adultos mayores que se encuentran enfermos.
Según cifras de la Defensoría del Pueblo, este paro armado ha confinado a más de 45.000 personas en Chocó; de las cuales hay 7.500 tienen doble afectación, por causa del conflicto armado y, también, por situaciones de emergencia ambiental.
Foto: RTVC