El papa Francisco reitera que la pena de muerte “no da justicia y es un veneno para la sociedad”

El pontífice prologa el libro ‘Un cristiano en el corredor de la muerte’ del abogado Dale Recinella

El papa Francisco reitera que la pena de muerte “no da justicia y es un veneno para la sociedad”

El papa Francisco reitera una vez más su condena a la pena de muerte y asegura “que no da justicia y es un veneno para la sociedad”. Así lo escribe directamente en el prólogo del libro ‘Un cristiano en el corredor de la muerte’, escrito por el abogado Dale Recinella, que acompaña espiritualmente a los condenados a muerte en Estados Unidos



Pedir la abolición

En su texto, difundido por los medios vaticanos, el pontífice reitera que “la pena de muerte no es en modo alguno la solución a la violencia que puede afectar a personas inocentes” y que estas ejecuciones alimentan “un sentimiento de venganza que se convierte en un veneno peligroso para el cuerpo de nuestras sociedades civiles”. “Los Estados deberían preocuparse por permitir a los prisioneros la oportunidad de cambiar verdaderamente sus vidas, en lugar de invertir dinero y recursos en reprimirlos, como si fueran seres humanos que ya no merecen vivir y ser eliminados”, propone.

En sintonía con la recomendación a los seminaristas de acudir a los clásicos literarios, cita la novela ‘El idiota’ de Fyodor Dostoievski porque “resume impecablemente la insostenibilidad lógica y moral de la pena de muerte, hablando de una persona condenada a la pena capital: ¡Es una violación del alma humana, nada más!” Por ello, de cara al Jubileo de 2025 espera que el acontecimiento “debe comprometer a todos los creyentes a pedir con una sola voz la abolición de la pena de muerte, una práctica que, como dice el Catecismo de la Iglesia católica: es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona” –una modificación aprobada por el propio Bergoglio–. Para el Papa “esta infinita misericordia divina también puede escandalizar, como escandalizó a muchas personas en la época de Jesús” pero “que el amor de Dios no tiene fronteras ni medida. Y que ni siquiera el más vil de nuestros pecados desfigure nuestra identidad a los ojos de Dios: seguimos siendo sus hijos, amados por él, custodiados por él y considerados preciosos”, sentencia.

CATOLICOS ESTADOS UNIDOS PENA DE MUERTE G

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