Como es habitual, el papa Francisco, a través del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, a los participantes del Meeting para la amistad entre los pueblos, el conocido como ‘Meeting de Rímini’ ya que se celebra organizado por Comunión y Liberación en esta ciudad costera del 20 al 24 de agosto. La cita llega este año a la edición número 45 y lleva por título: “Si no perseguimos lo esencial, ¿qué perseguimos?” En el mensaje se comparan algunos textos de Luigi Giussani con las propuestas del pontífice.
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Los signos de los tiempos
En estos “tiempos complejos, la búsqueda de lo que constituye el centro del misterio de la vida y de la realidad reviste una importancia crucial”, se lee en el texto. Por ello en necesario superar el “sentimiento de impotencia” y no “dejarse arrastrar por el aturdimiento de lo efímero, hasta el punto de perder el sentido de la existencia”. Por ello, Francisco “anima a intentar buscar, con pasión y entusiasmo, lo que hace resaltar la belleza de la vida”.
Ante “los vientos gélidos de la guerra, que se suman a fenómenos recurrentes de injusticia, violencia y desigualdad, así como a la grave emergencia climática y a una mutación antropológica sin precedentes”, el Papa invita “a leer incluso las resistencias, fatigas y caídas de los hombres y mujeres de hoy como una llamada a la reflexión, para que el corazón se abra al encuentro con Dios y cada uno tome conciencia de sí mismo, del prójimo y de la realidad”.
Mendigos de lo esencial
“Su invitación constante es a convertirnos en mendigos de lo esencial, de aquello que da sentido a nuestra vida, despojándonos en primer lugar de lo que lastra nuestro día a día, siguiendo el ejemplo de un escalador que, una vez alcanzado el ataque a la pared rocosa, debe despojarse de lo superfluo para poder escalar más rápidamente”, escribe Parolin. Y es que, continúa, “al hacerlo, descubrimos que el valor de la existencia humana no consiste en las cosas, en los éxitos alcanzados, en la carrera de la competición, sino ante todo en esa relación de amor que nos sostiene, enraizando nuestro camino en la confianza y la esperanza: es la amistad con Dios, que luego se refleja en todas las demás relaciones humanas, el fundamento de la alegría que nunca faltará”.
En este sentido, reivindica el Papa, “sólo el Señor salva nuestra frágil humanidad y, en medio de la adversidad, nos hace experimentar una alegría que de otro modo sería imposible. Sin este punto de anclaje, la barca de nuestra vida estaría a merced de las olas y correría el riesgo de hundirse”. “Volver a lo esencial que es Jesús no significa huir de la realidad,sino que, por el contrario, es la condición para sumergirse verdaderamente en la historia, para afrontarla sin huir de sus desafíos, para encontrar el coraje de arriesgar y amar incluso cuando parece que no vale la pena, para vivir en el mundo sin ningún miedo”, añade.
“Ante la tentación del desánimo, la complejidad de la crisis actual y, en particular, el desafío de una paz que parece imposible, el Santo Padre exhorta a todos a convertirse en protagonistas responsables del cambio, colaborando activamente en la misión de la Iglesia, para dar vida juntos a lugares donde se pueda ver y tocar la presencia de Cristo. Este compromiso coral puede generar un mundo nuevo, donde finalmente triunfe el Amor que en Cristo se nos manifestó, y el planeta entero se convierta en templo de fraternidad”, destaca Parolin. Además, el cardenal destaca “la multiplicidad de propuestas y lenguajes” del Meeting y espera que “suscite en muchos el deseo de convertirse en buscadores de lo esencial y haga florecer en los corazones la pasión por el anuncio del Evangelio, fuente de liberación de toda esclavitud y fuerza que sana y transforma a la humanidad”.
