Pese a que el pasado 5 de julio se consumara la excomunión del arzobispo italiano Carlo Maria Viganò por negar la legitimidad del papa Francisco y rechazar tajantemente el Concilio Vaticano II, el ex nuncio en Estados Unidos continúa mostrándose como uno de los más implacables opositores de Jorge Mario Bergoglio, al que ha calificado en numerosas ocasiones de “hereje” tras pedir públicamente su dimisión.
La última andanada del prelado díscolo ha llegado este 20 de agosto, con una entrevista en el diario ‘Il Messagero’ que el rotativo transalpino titula así: “Temo por mi vida. Bergoglio quería deshacerse de aquellos que sabían demasiadas cosas y no eran manejables”.
Una acusación gravísima que remata así: “No quiero tener el fin de cardenal Pell”. Comentario con el cual se hace eco de los rumores más ultramontanos y según los cuales el purpurado australiano, que murió al poco de fallecer Benedicto XVI y tras asistir a su sepelio, no lo hizo de muerte natural, sino asesinado en el mismo corazón de la Iglesia.
Insistiendo en que “mi vida está en peligro” desde que en 2018 presentara su memorial sobre el caso McCarrick, uno de los grandes representantes de la Iglesia estadounidense y que ha sido condenado por numerosos casos de abusos, Viganò también señala que sufrió ese mismo destino “mi predecesor en Washington, el nuncio Pietro Sambi”, que, según él, murió “en circunstancias nada claras”.
En este sentido, Sambi “también se enfrentó enérgicamente al entonces cardenal McCarrick”. Después de lo cual, “murió en circunstancias que nunca fueron esclarecidas, tras una operación banal. El certificado de defunción emitido ante la nunciatura no explicaba las causas de la muerte y nunca se realizó una autopsia”.
Sobre su excomunión, denuncia que “es claramente inválida” y que con ella “quisieron condenarme de alguna manera a muerte, pero la verdad no se puede matar”.