Mensaje papal al presidente de su Episcopado, Marie Fabien Raharilamboniaina, en la apertura del encuentro, que se celebra del 23 al 26 de agosto
En la apertura del Congreso Eucarístico de Madagascar, que se celebra del 23 al 26 de agosto en Antsiranana, el papa Francisco ha querido sumarse a la cita con un mensaje dirigido al presidente de su Episcopado, Marie Fabien Raharilamboniaina.
Bergoglio ha remarcado que “aliento esta iniciativa, que pretende acercar a los hijos e hijas de vuestras comunidades cristianas, ayudándoles a redescubrir el sentido de la adoración eucarística y el deseo de pasar tiempo con Cristo”.
Siendo este “un proceso que os ayuda a cada uno a crecer como el cristiano que estáis llamados a ser, cada vez más”, un encuentro de esta envergadura resulta de “especial importancia”, y más “mientras nos preparamos para la conclusión del Sínodo sobre la Sinodalidad”, en octubre.
En este sentido, es de esperar que esta cita convocada por la Iglesia en Madagascar “os ayude a redescubrir la importancia del encuentro”, siendo cave “orar y comprometeros con los demás y por los demás, siguiendo las huellas de Jesús en la Eucaristía”. Porque, “cuando hemos encontrado a Cristo en la adoración, cuando lo hemos tocado y recibido en la celebración de la Eucaristía, ya no podemos guardarlo para nosotros”.
Cuando esto ocurre, el cristiano se convierte en “misionero de amor por los demás”. Y es que “la Eucaristía nos impulsa a un amor fuertemente comprometido con el prójimo”. Eso sí, “no podemos comprender y vivir realmente su sentido si no sabemos lo que significa”.
Con especial ahínco, el Papa ha invitado a los miembros del Movimiento Eucarístico Juvenil, que celebran su centenario, “a ayudar a vuestros hermanos y hermanas
a experimentar a Jesús en la Eucaristía. Ayudadles también a hacer de su propia vida una ofrenda a Dios, unida a la de Jesús en el altar, para hacerlo más conocido, amado y servido”.
La mejor señal de que se camina en la buena senda es cuando se fomenta “la solidaridad con todas las personas, especialmente con quienes el camino de la vida se hace cada día más difícil. Hay muchas personas desanimadas que miran al futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera traerles la felicidad. Llevadles la esperanza del Señor. Sed testigos de su compasión y de su amor misericordioso”.