El papa Francisco no ha faltado a su cita dominical y ha rezado el ángelus con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Tras la oración, el pontífice mostró su solidaridad ante la emergencia sanitaria global generada por la viruela del mono y quiso recordar a los contagiados especialmente en la República Democrática del Congo y deseó que “a ninguno le falte la necesaria asistencia médica”. “Al amado pueblo de Nicaragua le animo a renovar vuestra esperanza en Jesús, recordando que el Espíritu Santo guía la historia hacia proyectos más altos, que la Virgen Inmaculada os proteja en los momentos de la prueba y os haga sentir sus ternura materna”.
Ante lo sucedido en Rusia y Ucrania el Papa mostró su miedo ante “la libertad del que reza, porque quien reza verdaderamente lo hace por todos” y “no se comete el mal por rezar”. En concreto, señaló que sigue“con dolor los combates en Ucrania y en la Federación Rusa, y pensando en las leyes aprobadas recientemente en Ucrania, temo por la libertad de los que rezan, porque los que rezan de verdad rezan siempre por todos. No se comete el mal porque se reza. Si alguien comete el mal contra su pueblo, será culpable por ello, pero no puede haber cometido el mal porque rezaba. Entonces, que a los que quieran rezar se les permita rezar en la que consideren su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia cristiana sea abolida directa o indirectamente ¡Las Iglesias no se tocan!”, clamó el pontífice. También pidió la paz para Palestina e Israel, Myanmar “porque los pueblos quieren la paz”.
En su comentario al evangelio del día, el final del discurso del Pan de vida (Jn 6,60-69) cuando Pedro dice a Jesús: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”, el Papa destaca que los doce “han escuchado predicar, han visto los milagros que llevó a cabo y continúan compartiendo con Él los momentos públicos y laintimidad de la vida cotidiana”. Aunque, añadió, “no siempre comprenden lo que el Maestro dice y hace; a veces les cuesta aceptar las paradojas de su amor, las exigencias extremas de su misericordia, la radicalidad de su modo deentregarse a todos”. Porque, “las elecciones de Jesús a menudo van más allá de la mentalidad común, más allá delos cánones mismos de la religión institucional y de las tradiciones, hasta el punto de crear situaciones provocadoras y embarazosas”, así que “no es fácil seguirlo”.
A pesar de todo ello, Francisco, destacó que “Pedro y los demás apóstoles encontraron solo en Él la respuesta a la sed de vida, de alegría, de amor que los anima; solo gracias a Él experimentan la plenitud de vida que buscan, más allá de los límites del pecado e incluso de la muerte. Por eso no se van, al contrario, todos, excepto uno, incluso entre muchas caídas y arrepentimientos, permanecen con Él hasta el final”. Así, añadió pensando en los fieles actuales, “tampoco para nosotros es fácil seguir al Señor, comprender su modo de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos. Pero, cuanto más nos acercamos a Él –cuanto más nos adherimos a su Evangelio, recibimos su gracia en los Sacramentos, estamos en su compañía en la oración, lo imitamos en la humildad y en la caridad–, más experimentamos la belleza de tenerlo como Amigo, y nos damos cuenta de que solo Él tiene ‘palabras de vida eterna’”, sentenció el Papa invitando a los presentes a preguntarse si también se dejan interpelar por las palabras de Jesús.