Felipe Bergoglio, el sobrino nieto del Papa que juega al fútbol en Italia y al que sus compañeros le piden su bendición

A sus 20 años, ha dejado la localidad argentina de Córdoba para fichar por el Trestina, equipo de la cuarta categoría del fútbol italiano

Felipe Bergoglio

En su edición dominical de ayer, 25 de agosto, el diario italiano ‘Il Messagero’ publicaba una entrevista con Felipe Bergoglio, sobrino nieto del papa Francisco que, a sus 20 años, ha dejado la localidad argentina de Córdoba para fichar por el Trestina, equipo de la cuarta categoría del fútbol italiano.



Como todas las jóvenes promesas, sueña con llegar a ser algún día figura en el Calcio y, como buen central que es, ‘secar’ a los delanteros de la Juve, el Milán, el Inter o el Nápoles. Pero, en su caso, la aventura italiana añade un segundo sueño: conocer a su familiar más ilustre: el sucesor de san Pedro. “Estoy impaciente y estoy seguro de que será un momento de gran emoción”, reconoce.

Viaje a Roma

Y es que su padre, Matías, “ya se ha visto varias veces con él”. Lo mismo que sus hermanos mayores, Mateo y Benjamín. Con su hermana pequeña, Clara, son los únicos de la familia que faltan por vivir el que “será un día especial”. Así que, pronto, “iremos a Roma”.

Papa Francisco Futbolin Cenital

Poco a poco, ya se está acostumbrando a que todos le pregunten por sus lazos con el pontífice tras escuchar cómo se apellida. En este sentido, el Bergoglio “no es una carga, sino un honor, algo que me hace sentir verdaderamente orgulloso. Cada vez que digo mi nombre, o enseño mi documento, la pregunta de quienes están frente a mí es siempre inevitable. Allí, en Argentina, ya estaba acostumbrado, pero en Italia es mucho más frecuente desde que llegué. Me preguntan si hay alguna conexión y, naturalmente, les cuento cómo son las cosas”.

Creyente convencido

“Creyente convencido”, su relación con Dios no viene solo “por tener un tío abuelo que se convirtió en papa”. Para él, la fe es algo natural y que marca su día a día. Hasta el punto de que “mis compañeros de equipo, a menudo, me piden una bendición antes de los partidos, y también cuando se lesionan. Ya me he acostumbrado y siempre sonreímos juntos”.

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