El cuerpo de santa Teresa sigue incorrupto… “en las mismas condiciones que en 1914”

Los carmelitas descalzos analizan las reliquias de la doctora de la Iglesia 110 años después de la anterior apertura del sepulcro

El sepulcro de Santa Teresa, reabierto

Los carmelitas descalzos iniciaron ayer un reconocimiento canónico de las reliquias de Santa Teresa de Jesús que se conservan en Alba de Tormes. ¿El resultado preliminar? “En la jornada de hoy se ha abierto el sepulcro de Santa Teresa y hemos comprobado que está en las mismas condiciones que en la última apertura de 1914”. Así lo ha expuesto este 28 de agosto, el postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo, Marco Chiesa.



Lo cierto es que este estudio se realiza sobre el cuerpo y las dos reliquias mayores -el corazón y un brazo-, a los que se ha unido la reliquia de la mano que custodias las carmelitas descalzas de Ronda y que se ha desplazado hasta Alba de Tormes el pasado 27 de agosto. Ya en 1914, las actas carmelitanas recogieron que el cuerpo, a pesar de estar fragmentado, seguía “con entera incorrupción”, al igual que en la anterior apertura, en 1750.

Años difíciles

El primer análisis visual de los restos mortales, le ha permitido al postulador afirmar que “los últimos años fueron difíciles para ella en caminar, en los dolores que ella misma describe. A veces, mirando un cuerpo, se descubre más de lo que la persona tenía. Analizando el pie en Roma, vimos la presencia de espinas calcáreas que hacen casi imposible caminar. Pero ella caminaba. Llegó Alba de Tormes y, luego, la muerte, pero su deseo era seguir y seguir adelante, a pesar de los defectos físicos”. Aunque las imágenes que se disponen de 1914 sobre en blanco y negro, por lo que es difícil “hacer un parangón”: “No hay color, no hay color de la piel, porque la piel es momificada, pero se ve, sobre todo en la mitad de la cara. Se ve bien. Los doctores expertos, ven casi claramente el rostro de Teresa”.

Además, , han constatado la “excelente” fabricación y el “magnífico” estado de conservación en el que se encuentra el sepulcro de plata, un regalo de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza.  “Hemos trasladado con austeridad y solemnidad los relicarios al lugar habilitado para el estudio. Lo hemos hecho cantando el Te Deum con el corazón lleno de emoción”, explica el prior de Alba de Tormes, Miguel Ángel González.

No dañar las piezas

Este análisis, que se está llevando a cabo por parte de médicos y científicos italianos, cuenta con la aprobación del papa Francisco a través del Dicasterio Vaticano para las Causas de los Santos desde el pasado 1 de julio. Tal y como han explicado los carmelitas, los trabajos se están realizando con las debidas precauciones para que “no perjudique, dañe o disminuya en manera alguna la integridad” de los restos de la santa abulense.

Así pues, esta labor se divide en varias fases, entre las que se encuentra la apertura del sepulcro y de los relicarios, así como el reconocimiento visual de las piezas. A partir de ahí, en los laboratorios italianos se llevarán a cabo algunas pruebas para proponer diversas intervenciones para la mejor conservación del cuerpo. Antes de que culmine toda la investigación y se clausuren de nuevo las reliquias, los carmelitas tienen previsto una veneración temporal.

Conservación posterior

Para Chiesa, “desde la Orden se ve oportuno hacer este trabajo y serán los especialistas los que tras su exhaustivo trabajo nos indicarán conclusiones. Sabemos, por estudios similares, que podremos conocer datos de gran interés de Teresa y también recomendaciones para la conservación de las reliquias, pero eso será en otra etapa”.

El sepulcro de Santa Teresa, reabierto

Entre los datos más curiosos del proceso, se encuentra el sistema de protección del sepulcro de la santa, ideado en el siglo XVII. En total, cuenta con diez llaves que se confían a diferentes entidades: tres en la comunidad carmelita, tres quedan en manos del Duque de Alba, otras tres las custodia el padre general en Roma y la décima, de plata, pertenecería al Rey. En cualquier caso, hay copia de alguna de las llaves para que, en caso de desaparición, no haya que forzar el sepulcro. Tres llaves pertenecen a la reja exterior de hierro del camarín; otras tres, a la tapa de bronce incrustada en el arca de mármol por la parte anterior, y cuatro son del arca interior de plata.  El prior de Alba de Tormes, Miguel Ángel González, ha sido el encargado de hablar con los guardianes de las diez llaves del sepulcro.

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