Europa

Doctrina de la Fe acelera con las apariciones marianas y, como en Chandavila, ofrece el ‘nihil obstat’ a la de Pellevoisin

  • Hasta ahora, en algunos casos se rechazaba toda presencia sobrenatural y en otros, sin concretarse la “veracidad” de los hechos, sí se aconsejaba promover el culto
  • Como en el santuario extremeño, se celebra la historia protagonizada en 1876, en “una pequeña localidad del centro de Francia”, por la sencilla Estelle Faguette
  • ‘Tucho’ Fernández, en su carta de aprobación, cree que esta “experiencia espiritual” posee “un valor particular que deja entrever una acción del Espíritu Santo”





En los últimos meses, Doctrina de la Fe, cuyo prefecto es el siempre activo cardenal Víctor Manuel Fernández, ha apretado el acelerador y el dicasterio vaticano se está expresando sobre supuestas apariciones marianas que, en todo el mundo, acumulan décadas de congregar en torno a ellas a decenas de miles de fieles.



En algunos casos, se ha llegado a rechazar una mínima presencia sobrenatural y en otros, sin expresarse fehacientemente sobre la “veracidad” de los hechos, sí se ha aconsejado mantener el culto allí, entendiendo que no se ofrece ningún mensaje “contrario al magisterio” y que, de hecho, se generan “frutos espirituales”.

Luz verde en Chandavila

El cambio en este sentido días atrás en torno al caso extremeño de la Virgen de Chandavila, sobre el que Doctrina de la Fe no encontró “nada que objetar” en torno a esta “hermosa tradición”. Y, aún más, ofreció su ‘nihil obstat’ (aprobación oficial).

Este 30 de agosto, el dicasterio capitaneado por el argentino ‘Tucho’ Fernández también ha concedido directamente el ‘nihil obstat’ (aprobación oficial) al culto en torno a ‘Nuestra Señora de la Misericordia’, “venerada en el santuario de Pellevoisin, una pequeña localidad del centro de Francia, donde en 1876 una pobre doméstica, Estelle Faguette, habría tenido varias apariciones de la Virgen María”.

De hecho, Doctrina de la Fe, que reconoce que, “si bien no es práctica actual expresarse acerca del carácter sobrenatural u origen divino de fenómenos sobrenaturales y supuestos mensajes, las expresiones que Estelle ha presentado como provenientes de la Virgen María poseen un valor particular que dejan entrever una acción del Espíritu Santo en medio del conjunto de esta experiencia espiritual”.

Carta al arzobispo de Bourges

Así se expresa el propio prefecto en una carta al arzobispo de Bourges en la que se le comunica esta ‘luz verde’ eclesial. Fechada el 22 de agosto (aunque se ha conocido hoy), como en los casos anteriores, está firmada también por el papa Francisco.

En la misiva, se destaca que “no hay objeciones doctrinales, morales o de otra índole a este acontecimiento espiritual”, por lo que los fieles, “de manera prudente”, pueden participar del mismo. Y es que se constata que, “en este caso, la devoción, ya floreciente, es particularmente recomendable para quienes libremente deseen adherirse a ella”, ya que hay “un camino de sencillez espiritual, de confianza, de amor” que puede hacer mucho bien y que “ciertamente será bueno para toda la Iglesia”.

En este punto, Doctrina de la Fe hace un ejercicio de memoria histórica y explica que Estelle Faguette, nacida “el 12 de septiembre de 1843 en el seno de una familia muy pobre”, mantenía a sus padres trabajando “primero como lavandera y luego como doméstica”. Hasta que, tras “enfermar gravemente”, decidió “escribir una sentida carta a la Virgen” para recuperarse y, en definitiva, “seguir manteniendo a sus pobres padres”.

Sencillez, claridad y humildad

Para Fernández, “sus palabras sorprenden por su sencillez, claridad y humildad. Estelle narra los sufrimientos causados por su enfermedad. No hace alarde de un espíritu cristiano de resignación. Al contrario, explica su resistencia interior a una enfermedad que trastocó su proyecto de vida”.

Con el fin último de ayudar a sus padres, pero siempre con la actitud clave de “confiar en la voluntad de Dios”, la Madre de Jesús debió quedar impresionada por “esta entrega generosa a los demás, esta vida que se emplea en cuidar a los demás”.

Y así fue cómo empezó a aparecerse ante ella, a partir de “febrero de 1876”, cuando ella tenía 32 años. Hasta que, “a la quinta, tal como había prometido María, quedó completamente curada. Estelle tiene muy claro lo que ocurrió: la Virgen obtuvo su curación de su Hijo. Todo se atribuye a Cristo, es Cristo quien escuchó la intercesión de su Madre”.

La Iglesia de su tiempo lo reconoció

Algo que, por cierto, ya fue visto así por la Iglesia de su época, ya que, como subraya el purpurado argentino, la curación “fue confirmada como milagrosa por el arzobispo de Bourges el 8 de septiembre de 1893, con el consentimiento del Santo Oficio”.

Con evidente entusiasmo, Fernández alaba que “el Corazón de Cristo nunca es indiferente, se deja tocar por nuestra súplica sincera y amorosa, sobre todo cuando es la Madre quien toca su Corazón”. De ello fue testigo Estelle, cuya vida “transcurrió con humildad en medio de muchas pruebas, acusaciones y calumnias. En 1925 ingresó en la Tercera Orden Dominicana. Murió en Pellevoisin el 23 de agosto de 1929, a los 86 años de edad”.

Finalmente, Doctrina de la Fe detalla que varios papas han apoyado ya este culto. Empezando por León XIII, que “en 1892 concedió indulgencias a los peregrinos que acudían a Pellevoisin y, en 1900, reconoció el escapulario del Sagrado Corazón”. En 1915, “Benedicto XV, al recibir el escapulario, afirmó que ‘Pellevoisin fue elegido por la Santísima Virgen como lugar especial para difundir sus gracias’. En 1922, se autorizó una misa votiva a la Virgen en la parroquia de Pellevoisin el 9 de septiembre”.

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