El papa Francisco está convencido de la urgencia de promover las energías renovables frente a la “mucha energía sucia que hay en el planeta”. Esta mañana se lo ha hecho saber a los directivos y empleados de Terna, empresa eléctrica italiana de referencia, a quienes ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano.
Al utilizar el término “sucia”, Jorge Mario Bergoglio no solo se refirió a los combustibles fósiles y no renovables, sino que explicó que también son aquellas “manchadas por la injusticia, por las guerras que nacen y se alimentan del hambre de energía; manchados por relaciones laborales injustas, por concentraciones de enormes ganancias en pocas manos, por ritmos de trabajo insostenibles que contaminan las relaciones comerciales y el alma de las personas”.
Por el contrario, para el pontífice argentino, “la buena energía no es solo una cuestión tecnológica”. “La producción y el consumo deben ser cada vez más equitativos e inclusivos”, defendió Francisco, que presentó “la inclusión energética, la democracia energética como un reto multidimensional”.
Así reclamó a las empresas que asuman su “gran responsabilidad” para “la calidad de vida y para la propia supervivencia en el planeta”, desde una “ciudadanía integral”. En este contexto, les animó a saber gestionar los conflictos, así como apostar por la innovación tecnológica, la creatividad y la transparencia. “Sería importante que todas las grandes empresas, todos los grandes bancos, tuvieran un comité de ética”, recomendó el Papa.
A los responsables de este conglomerado empresarial, les llamó a proteger a los empleados. “No olvidemos a los que murieron trabajando en las infraestructuras energéticas”, remarcó el Papa, que justo después dijo: “¡Asegurémonos de que no haya más!”.