‘Que la justicia y la paz fluyan’ es el lema de este año para la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación, que la Iglesia celebra este 1 de septiembre. El departamento de Ecología Integral, dentro de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española destaca en su mensaje el vínculo indisoluble entre el cuidado y la justicia, como únicos caminos de paz y, posiblemente, de felicidad.
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Agricultura y acompañamiento
Una propuesta de ecología integral que se vive de forma concreta en muchas parroquias del mundo. Como ejemplo el almuerzo solidario que este domingo se desarrollará en la parroquia coruñesa de Curtis, en la comarca de Betanzos. El sacerdote Víctor Blanco, fundador de la asociación ‘A Raíña’, que se ha propuesto rehabilitar la casa rectoral que llevaba abandonada unos 30 años para combertirla en un “hogar de acogida”, como explicaba en una entrevista al periódico La Voz de Galicia. Con esta comida se espera recoger fondos para complementar los objetivos de esta asociación fundada en 2015 para ayudar a personas vulnerables derivadas de otras entidades. Una ayuda que llegó en primer momento ofreciendo oportunidades laborales a través de la “agricultura ecológica”. Y es que, conmenta, “ahora mismo trabajan unas 15 personas en los invernaderos y en el taller” de la entidad, que tiene fincas en Vilasantar, Curtis, Mesía, Oza-Cesuras “y nos acaba de ceder Cáritas las suyas en Ordes”.
La relación con la ecología viene de legos. Blanco explica como “hicimos una asociación tras lograr en una licitación pública en la Escuela de Agricultura Ecológica de Vilasantar. También es la base de operaciones de la empresa de inserción laboral ‘Primicias Raíña’, creada hace dos años. Ha pasado ya mucha gente. Hacemos inserción laboral a través de la agricultura ecológica. Hacemos pastas, empanadas y repostería sin gluten que vendemos en la plaza de Abastos de Santiago, en el mercado ecológico de A Coruña y en colegios”.
Esperan recaudar 400.000 euros para que realmente se pueda ofrecer una propuesta de acogida integral en el medio rural. “Al ser un bien de interés cultural hay que mantener la estructura y los materiales originales. La vamos a reformar para que poda servir para acoger a personas en situación de vulnerabilidad. Lo que queremos construir es un hogar, más que una casa de acogida. También queremos que sirva para personas que viven en soledad no deseada, que es uno de los retos que tenemos ahora mismo como sociedad”, explica el párroco. “También queremos que sea un bastión para motivar a la juventud a hacer voluntariado. Si hay algo que tenemos claro es que hacer feliz a alguien nos hace felices a nosotros. Ese, a lo mejor, es nuestro lema”, añade.