El papa Francisco reflexionó hoy sobre el concepto de pureza en el marco del rezo del ángelus que presidió en la Plaza de San Pedro, partiendo del Evangelio del día que relata cómo Cristo se sometió a un tercer grado ante los fariseos. “Jesús aprovecha esta ocasión para explicar que la pureza no está vinculada a actos externos, sino que está relacionada a actitudes interiores. No sirve lavarse mucho las manos, si en el corazón hay avaricia, envidia y soberbia, o malas intenciones como el engaño, el robo, la traición o la calumnia”, explicó el Obispo de Roma.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- El Podcast de Vida Nueva: bulerías católicas; bulos y noticias falsas sobre la Iglesia
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“El rigorismo no hace crecer en la bondad, al contrario, a veces este ritualismo puede llevar a justificar en sí mismo y en los demás, opciones contrarias a la caridad”, suscribió el Papa. Aplicándolo a la realidad concreta, comentó que “no se puede salir de misa y detenerse en la puerta para habladurías malvadas sobre todos”. “Los chismes arruinan el corazón y el alma”, lamentó justo después, que advirtió de que este tipo de actitudes farisaicas llevan a una “doble vida”.
Cuidado de los ancianos
Es más, incluso dejó caer que “se puede mostrar piadoso en la oración y luego en casa se trata mal a la familia, a los padres, a los ancianos…”. “No se puede ser aparentemente muy justo con todo el mundo, incluso participando en algún voluntariado y gestos filantrópicos, y luego en el interior cultivar el odio a los demás, especialmente a los pobres”.
Tras el rezo del ángelus, Francisco pidió un aplauso para el eslovaco Ján Havlík, que fue beatificado ayer. Además, condenó el ataque terrorista sufrido en Burkina Faso y tuvo presente al conflicto de Gaza para que “se liberen a los rehenes” y rezó por el “atormentado pueblo de Ucrania”. “La voz del inocente siempre encuentra escucha ante Dios”, comentó el Papa.
En la Jornada del Cuidado de la Creación, el pontífice instó a la humanidad a llevar a cabo un “compromiso concreto con la Casa Común”. “El grito de la tierra herida se está convirtiendo en algo alarmante que necesita una acción decisiva e improrrogable”, reclamó.