En el ‘Tiempo de la Creación’, el Episcopado estadounidense recuerda que “cuando la esperanza de salvación se pone en el progreso científico, las esperanzas, las historias y la atención pasan de una gracia asombrosa a dispositivos asombrosos”
Los obispos de Estados Unidos dejaron en claro que un planeta estropeado, es un problema que los algoritmos, las máquinas y las tecnologías nunca podrán resolver.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en ingles), emitió un mensaje en el marco del ‘Tiempo de la Creación’, iniciativa del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que inició el 1 de septiembre y concluirá el 4 de octubre, así como a propósito de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación.
Los obispos norteamericanos destacaron que este año, el mensaje de esperanza y cuidado de la creación “resuena profundamente en la comunidad católica de los Estados Unidos, que continúa experimentando la alegría del Congreso Eucarístico Nacional“, celebrado del 17 al 21 de julio de 2024.
La reflexión está firmada por el arzobispo Borys Gudziak, de la Arquiparquía Ucraniana de Filadelfia y presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la USCCB, así como por el obispo A. Elias Zaidan de la Eparquía Maronita de Nuestra Señora del Líbano y presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la USCCB.
Ambos iniciaron su reflexión partiendo del pensamiento del papa Francisco y del papa Benedicto XVI, sobre la esperanza en el Señor en una era científica, “nos impulsan a renovar una vez más el llamado a cuidar toda la creación de Dios”.
Recordaron que el papa Benedicto XVI abordó el papel de la ciencia en la construcción del mundo moderno en su encíclica ‘Spe Salvi’; en otras palabras -dijeron – “la gente empezó a buscar redención en la ciencia en lugar de recurrir a Dios”.
“Si vamos a ser salvos en esperanza, esa esperanza debe estar en Dios. Cuando la esperanza de salvación se pone en el progreso científico, las esperanzas, las historias y la atención pasan de una gracia asombrosa a dispositivos asombrosos”, dijeron los obispos.
Y concluyeron: “El fruto dañado de nuestros esfuerzos tecnocráticos, un planeta estropeado, es un problema que los algoritmos, las máquinas y las tecnologías nunca podrán resolver”.
En ese sentido, aseguraron que “una verdadera experiencia eucarística también nos volverá a comprometer con la tarea de proteger la creación, ‘una que es eminentemente teológica, porque es el punto donde el misterio del hombre y el misterio de Dios se cruzan’. El cuidado de la creación es constitutivo de la vida cristiana”.