¿Es el gimnasio un lugar teológico?

El teólogo Christian Bauer está convencido de que “nuestro mundo entero es un gran depósito de inspiración teológica”

¿Es el gimnasio un lugar teológico?

Christian Bauer es teólogo pastoral y va al gimnasio. Un lugar que, para él, no solo tiene una dimensión personal sino también espiritual. En una entrevista a Katholisch explica por qué cualquier lugar puede ser un ‘locus theologicus’.



“Nuestro mundo entero es un gran depósito de inspiración teológica. En todas partes de la vida hay lugares donde la fe cristiana tiene que demostrar su valía y desde los cuales puede fortalecerse discursivamente”, explica. “Teológicamente esto se llama ‘locus theologicus’. ¿Por qué no en el gimnasio también? Para la teología, este es un lugar fascinante donde puede descubrir mucho más allá de su propio mundo de escritorio, sala de conferencias y sala de seminarios”, asevera.

En cuanto a si los gimnasios no son un lugar de superficialidad, Bauer cree que no. Más bien, “es un lugar donde se puede encontrar el conocimiento de la vida acumulado: no te rindas inmediatamente cuando las cosas se pongan difíciles. Aguanta y sigue adelante. Supera tus propios límites. Dalo todo y mejora cada vez un poquito más. Crece más allá de ti mismo y gana confianza. Vuelve a sentirte cómodo en tu propia piel”.

Así, subraya que “incluso los ejercicios espirituales (como los de San Ignacio de Loyola) son ante todo una cosa: ejercicios con los que intentas acostumbrarte a una determinada actitud espiritual mediante la práctica constante”.

Gimnasio Residencia

Personas diferentes

Además, recuerda que en la India aprendió sobre la práctica budista de las ‘Huellas de Buda’. “Se trata de huellas incrustadas en el suelo del templo, en las que uno puede literalmente ‘caminar’ siguiendo a Buda mientras reza. ¿Sería posible crear una oportunidad correspondiente para la práctica física en la espiritualidad cristiana del seguimiento de Jesús en una iglesia? ¿No podría esto quizás incluso estar relacionado con la tradición de las devociones del Viacrucis?”, se pregunta

Y, aunque reconoce que “la imagen del autobombo es en parte cierta, en el gimnasio normalmente te encuentras con un público bastante diverso: desde estudiantes hasta refugiados y personas mayores”. De esta manera, dice, “tengo acceso a personas y círculos sociales con los que de otro modo no tendría contacto”.

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