Cifra arriba, cifra abajo, los católicos indonesios rondan los 8 millones, lo que supone poco más de un 3% sobre una población que ya ha superado los 280 millones de habitantes; de ellos se declaran musulmanes el 90%, atribuyendo a este país el récord mundial del seguimiento al profeta Mahoma.
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Siendo sociológicamente minoritaria, la Iglesia católica no cesa de crecer gracias a su dinamismo y al régimen de tolerancia religiosa inspirada en los principios del ‘pancasila’ sobre los que se funda la Constitución.
Flores, el bastión católico
Un solo dato confirma lo que estamos diciendo: en los últimos diez años el número de parroquias en Yakarta ha aumentado en siete unidades y está en perspectiva la apertura de otras tres en un futuro no lejano. Fenómenos similares se producen en algunas de las islas del archipiélago especialmente en la de Flores, bastión histórico del catolicismo indonesio.
Un campo donde la Iglesia católica tiene una presencia muy consistente y apreciada es el de la educación. En sus escuelas de enseñanza materna, media y secundaria cursan sus estudios varios centenares de miles de alumnos (muchos de ellos son musulmanes o de otras religiones) y más de 100.000 lo hacen en sus 11 universidades y escuelas superiores.
Tampoco está ausente la Iglesia en la asistencia hospitalaria y caritativa; son suyos 131 hospitales, 1.126 orfanatos y numerosas casas para ancianos o dependientes, leproserías y centros caritativos.
Viaje del papa Francisco a Indonesia
La personalidad más notable de la jerarquía indonesia es el cardenal Ignatius Suharyo, arzobispo de Yakarta, nombrado en el consistorio de 2018. Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal de Indonesia es el obispo de Bandung, Antonius Subianto Bunjamin, OSC.
