Cáritas y la diócesis de Teruel condenan “las actitudes de quienes trabajan para repeler a los migrantes”

La parroquia de Mora de Rubielos invitan a vivir el valor cristiano de la acogida ante la llegada de extranjeros a la población de la España vaciada

Cementerio para migrantes en EEUU

La polémica en torno a la llegada de un numeroso de migrantes a la población turolense de Mora de Rubielos ha hecho he salga al paso de determinadas reacciones la Diócesis de Teruel y Albarracín, Cáritas diocesana y la propia parroquia de la población con un comunicado conjunto respaldados por el magisterio del papa Francisco respecto a este tema.



Frente a la indiferencia

Las instituciones eclesiales invitan a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a “acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados”, cada cual en la medida de sus posibilidades, como pide el Papa. “La acogida nos lleva a mirarlos no como un problema, sino como mujeres y hombres que han sufrido mucho en la búsqueda de un futuro mejor para ellos mismos y sus familias”, señalan en su nota pidiendo huir de toda indiferencia y recordando las problemas que se viven en sus lugares de origen como la guerra y las hambrunas. “Sólo en Mauritania, país de unos 5 millones de habitantes, hay ya 200.000 malienses desplazados. Es decir, la gran mayoría de los refugiados de este país se quedan en la región”, recuerdan.

Más allá de la lógica preocupación, denuncian, “no son de recibo las actitudes de quienes trabajan sistemáticamente por todos los medios para repeler a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y con responsabilidad, es un pecado grave”, señalan haciéndose eco del llamamiento de Francisco el pasado 28 de agosto en la audiencia general. “Como Iglesia, no pretendemos entrar en el debate partidista ni señalar cómo los gobiernos deben regular los flujos migratorios, pero sí abogamos por un modelo de acogida integral, que respete la inalienable dignidad de las personas inmigrantes y refugiadas; un modelo centrado en las múltiples dimensiones de la persona y sus relaciones, priorizando el acompañamiento personal y la capacitación para la autonomía y la integración en la sociedad”, reivindican.

Por ello, concluyen, “es momento de rezar y trabajar juntos, despolitizando y desideologizando este drama humanitario, fomentando el encuentro y el diálogo de quienes vienen de lejos con los ciudadanos y ciudadanas de esta tierra, promoviendo una acogida integral que favorezca el bien de las personas inmigrantes y de toda la sociedad que los recibe, valorando no sólo los problemas que pueden surgir, sino las oportunidades que se nos presentan”.

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