La mezquita más grande del sudeste asiático ha sido el escenario elegido por la Santa Sede para sacar adelante un documento que busca ser un marco de referencia, no solo para las relaciones entre católicos y musulmanes, sino sobre el papel de las religiones en el mundo de hoy. Se trata de uno de los actos más relevante del viaje del Papa en Indonesia, dentro de su gira por Asia y Oceanía que arrancó el lunes.
Francisco ha firmado la llamada Declaración de Istiqlal, mano a mano con el gran imán Nasaruddin Umar en el país que aglutina el mayor número de musulmanes del planeta. Este gesto supone además un respaldo a una de las ramas más moderadas del islam frente a otras derivas más extremistas. Es el mismo proceder que Roma llevó a cabo en 2019 en Abu Dabi con el Documento de Abu Dabi, que contó como interlocutor el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb en Abu Dabi.
La firma de este jueves 5 de septiembre tuvo lugar en el marco del encuentro interreligioso celebrado en los exteriores de la mezquita y en la que también participaron representantes del protestantismo, el catolicismo, el hinduismo, el budismo y el confucionismo
EL eje fundamental de la Declaración de Istiqlal parte precisamente del Documento de Abu Dabi para detener en dos crisis globales que los firmantes califican de “graves”: “La deshumanización y el cambio climático”.
Frente a ello, comparten que “los valores religiosos deben orientarse hacia la promoción de una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna para superar tanto la deshumanización como la destrucción ambiental”.
Con una llamada a la paz por delante, el Papa y el imán lamentan cómo la “violencia” y los “conflictos generalizados” están causando “un número alarmante de víctimas”. “Resulta especialmente preocupante que a menudo se explote la religión en este sentido, causando sufrimiento a muchas personas, especialmente a las mujeres, los niños y los ancianos”, se lee en el texto.
“Dado que existe una única familia humana global – afirma la Declaración Conjunta de Istiqlal – el diálogo interreligioso debe ser reconocido como una herramienta eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales, especialmente aquellos causados por el abuso de la religión”.
En relación al cuidado del medio ambiente, ambos líderes religiosos denuncian “el abuso por parte del hombre de la creación, que es nuestra casa común”. Como alternativa, llaman “a todas las personas de buena voluntad, a actuar con decisión para preservar la integridad del ecosistema y sus recursos heredados de generaciones anteriores, que esperamos transmitir a nuestros hijos y nietos”.