España

El arzobispo de Madrid a los jueces: “Es necesario huir del ruido mediático”

El cardenal José Cobo ha presidido el solemne acto de apertura del Año Judicial 2024-2025





Ayer, jueves, 5 de septiembre, tuvo lugar en Madrid el solemne acto de apertura del año judicial 2024-2025. La jornada comenzó con la tradicional eucaristía celebrada en la parroquia de Santa Bárbara, presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.



Tal como recogen los medios del Arzobispado de Madrid, a la ceremonia asistieron jueces, magistrados, fiscales, abogados y funcionarios de la administración de justicia. Durante su homilía, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ofreció un mensaje de ánimo, destacando la importancia de la confianza, la humildad y el servicio en el ejercicio de la justicia.

El cardenal inició su reflexión evocando un pasaje del Evangelio en el que Jesús sube a una barca y anima a Pedro y a los pescadores a remar mar adentro, pese a su escepticismo inicial. Este relato, explicó Cobo, es una “preciosa metáfora de la fe”, una fe que surge de la confianza y que lleva al asombro y a seguir a Cristo incondicionalmente: “En tu nombre y por tu Palabra volveremos a echar las redes”. A través de esta metáfora, el arzobispo subrayó que la humildad y la confianza pueden generar resultados inesperados.

Solemne acto de apertura del año judicial 2024-2025

Independientes e imparcicales

Dirigiéndose a los profesionales de la justicia, Cobo reconoció los desafíos a los que se enfrentan, comparándolos con los pescadores del Evangelio. “Seguro que en algún momento habéis sentido el desánimo o la tentación de ceder al escepticismo”, señaló, pero instó a confiar en Dios y seguir adelante. En su mensaje, el purpurado recordó que la tarea de jueces y funcionarios es “inmensa e imprescindible” y debe vivirse como una auténtica vocación de servicio.

En su discurso, Cobo también destacó la necesidad de que los jueces sean “independientes, imparciales, competentes, rectos, equitativos y honorables”, y que su labor genere una “serena apariencia de justicia”. Además, advirtió sobre las presiones mediáticas que pueden distraer de la misión fundamental de impartir justicia. “Es preciso alejarse del ruido mediático”, recomendó, haciendo un llamado a la humildad y a la objetividad en el trabajo de los jueces, cuyas resoluciones deben ser “justas, bien fundadas y motivadas”.

El cardenal lamentó que, en el mundo actual, la opinión pública a menudo prevalezca sobre el contenido de las resoluciones judiciales, fomentando “visiones reduccionistas y maniqueas”. En este contexto, pidió recuperar la humanidad en la judicatura, recordando que los jueces también enfrentan dificultades y desempeñan un papel esencial para proteger el Estado de Derecho y la división de poderes.

El cardenal concluyó su homilía deseando que el trabajo de los profesionales de la justicia sea tan fructífero como la pesca milagrosa de los discípulos, y ofreció una oración por ellos, sus familias y su labor cotidiana. “Gracias por vuestro trabajo esforzado, vuestra sabiduría discreta y vuestra humildad”, finalizó, animándolos a continuar con fe y dedicación.

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