Cono Sur

Gustavo Montini: “La Colecta Más por Menos permite que salga lo mejor de cada uno”

El obispo de Santo Tomé valoró el lema de esta edición: ‘Para salvarnos, hay que juntarnos y arremangarnos’, porque refleja la identidad de la Colecta





Durante este fin de semana se realiza en todo el país, la tradicional Colecta Más por Menos, organizada por la Comisión Episcopal de Ayuda a las Regiones más Necesitadas del Episcopado argentino.



Con la recaudación de la Colecta inician o continúan programas de ayuda directa ante emergencias, promoción humana y social, y proyectos pastorales, en las que las Iglesias locales cobran protagonismo.

Gustavo Montini, obispo de Santo Tomé y miembro de esta Comisión Episcopal, brindó a Vida Nueva su reflexión sobre este gesto solidario y esperanzador, que se renueva año a año.

La mecha encendida

Pregunta.- En este momento tan difícil que vive el país, ¿es la colecta un gesto de esperanza para nuestra gente?

Respuesta.- Para mí sí es un gran gesto de esperanza por varias razones. Una, más práctica y concreta, es que genera una posibilidad de algún bienestar para quien la recibe. Una cosa un poco más profunda, que es que la colecta no es solamente el dinero; es también quien la recibe y quien la da: es la gente misma, las personas, familias, comunidades, instituciones que se acuerdan del otro, y ese es un lindo motor de esperanza. Personas que están pendientes del otro, y están dispuestos a colaborar. Eso genera mucha esperanza.

La colecta canaliza, como si fuese una especie de embrujo, y permite que salga lo mejor de las personas, pensando fundamentalmente en aquellos que se suman, no solamente en el aporte que hagan, sino en la difusión, en la colaboración, en pasar la noticia, en difundir la colecta. Más por Menos es una realidad que le permite a la Argentina, a la Iglesia Argentina, sacar lo mejor, aún con sacrificios, pero que significa un bien para otro.

Por lo tanto, confirmo que es una hermosa luz de esperanza. Me parece que, incluso en los tiempos que vivimos de tanta incertidumbre y de tanta desesperanza, es una especie de mecha encendida que como toda cosa de Dios y como toda cosa del reino son mechas que son muy discretas, pero permanecen encendidas a lo largo del tiempo. Pensemos que Más por Menos tiene ya 55 años. Fíjense la permanencia de esta luz de esperanza en medio de una realidad argentina que fue realmente cambiando a lo largo de estos años.

Identidad

P.- La Colecta, a través del lema de este año, propone el encuentro y el trabajo conjunto. ¿Es una clave para revertir o paliar la grave situación que atraviesa la gente?

R.- Sí, coincido con esta mirada y subrayaría la palabra clave porque habiendo hecho el lema y difundiéndolo, nos fuimos dando cuenta que en realidad el lema revela la identidad de Más por Menos: juntarse, arremangarse para poder salvarnos, ayudarnos, sostenernos, para poder darnos una mano; juntándonos y arremangándonos. Además, se traduce en una expresión interesante en cuanto que pone un horizonte como un principio pedagógico a la hora de pensar en el atolladero en el que nos encontramos los argentinos: acentúa realidades y valores que son muy importantes que están en el acervo de nuestro ser argentino: el valor de juntarnos, el valor de trabajar, de arremangarnos, de sacrificarnos.

Me parece que todo esto revela la identidad de Más por Menos, y también ofrece a la sociedad, a la comunidad cristiana, y a la sociedad, un horizonte hacia el cual tenemos que caminar, qué cosas tener en cuenta, qué valores trabajar, para responder a esta vocación tan linda que es la de ser nación, y la de hacer que nuestro país sea realmente un país donde todos tengamos las mismas oportunidades, y donde la dignidad humana esté fundamentalmente defendida, atendida. Es un lindo principio.

Necesidades urgentes

P.- La oportunidad de la colecta llega a una sociedad con grandes desigualdades y enormes carencias. ¿Cuáles evalúa usted que son las necesidades más urgentes de nuestros hermanos?

R.- Es una muy linda pregunta que daría para hablar mucho. Y no solamente pensando en el diagnóstico de una Argentina con tantas desigualdades y diferencias, que lo podemos pensar en varias perspectivas, no solamente desigualdades económicas con un 50% de la pobreza. También hay otras grandes otras dificultades y carencias. Pero, a la hora de pensar en las más urgentes pondría primero las más inmediatas: el pan, la posibilidad de arreglar o tener una vivienda, el acceso a la salud. Estas son las que más nos pegan. Y a veces, con mucha frecuencia esto, tendemos a acostumbrarnos.

Pero después hay otras necesidades que son quizás más profundas, y tienen que ver con la necesidad de ser considerado, de saberme y sentirme parte de una sociedad, de una nación. Creo que la colecta también como que ayuda en ese sentido. El que recibe la ayuda no recibe solo la ayuda material, sino que recibe la certeza de que hay personas, familias, comunidades que se acuerdan del otro. Es un motivo de satisfacción, un motivo de consideración, de que te sientas parte.

Después habría otra necesidad, que va más allá de lo material, que es la situación de violencia, de intolerancia que vivimos. Hay un autor inglés que habla de la masa enfurecida. Y por tanto “la necesidad de bajar un cambio” (como se suele decir en criollo); la necesidad de paz, no la de estar en una reposera y tomar un mate, sino una paz que toca las entrañas del corazón y que te hace sentir feliz, te hace sentir bien. Hay una necesidad profunda de esto, y se ven como emergentes muy dolorosos en el mundo y entre nosotros.

Siempre la comunidad cristiana cuando intenta vivir la vida cristiana, el amor, la caridad, lleva a que se toquen todos estos tipos de necesidades y quizás otras que no llego a percibir o darme cuenta. Pero estas necesidades se me hacen las más urgentes: saberse considerado, sentirse parte de una sociedad; y la necesidad de paz, diálogos serenos, constructivos. Ojalá la colecta y tantas otras cosas, ayuden a los argentinos, e incluso aprendiendo a través de los golpes, como se aprende en la vida, podamos caminar e ir saneando estos diversos tipos de necesidad.

“Modo Más por Menos”

P.- Más allá de lo estrictamente económico, ¿qué esperan como organizadores de la Colecta?

R.- Así como hay oportunidad donde uno pone el teléfono “en modo no molestar”, podríamos poner que el fin de semana sea como un “parate”, y pongamos el teléfono “en modo más por menos”. Más allá de la ayuda concreta que se necesita, deseamos generar un punto de reflexión. Un punto de serenidad para reflexionar sobre nuestra propia vida, la del otro, cómo nuestra vida incide en la del hermano, y cómo la del otro incide en la propia.

Estamos llamados a constituir juntos una gran familia que es el país, que es Argentina, y como somos hermanas está la necesidad de ayudarnos unos a otros. Buscamos eso: reflexión, serenidad, y pensar en lo grande. Y de tratar de conectarnos. En este sentido, el lema es muy provocativo. El deseo de salvarnos que lleva justamente a juntarnos y a remangarnos. Ojalá que esta presencia discreta de Más por Menos, como también la presencia y los gestos de la comunidad eclesial, y de tantas otras entidades de bien, nos permita justamente trascender coyunturas y buscar lo mejor para todos, en el presente, y para el porvenir. Ojalá que esta dinámica de la Colecta sea una especie de granito de arena que nos ayude a pensar, a reflexionar, y a conectarnos de esta manera.

P.- La generosidad de los argentinos no deja de sorprender. ¿Qué les diría a quienes siempre ofrecen su aporte apostando a la solidaridad?

R.- En primer lugar, les diría que les estamos profundamente agradecidos por el aporte, por la ayuda. Yo discriminaría los tipos de aporte, no solamente en cuanto a la cantidad del aporte, sabemos que lo poco es mucho, sino a los distintos tipos de aportes. Más por Menos es muy artesanal, una institución de la Iglesia que se hace con la buena voluntad y colaboración de todos. Parte de la buena voluntad son ustedes, los comunicadores. Muchos que sin que nadie lo sepa reparten los sobres o que pegan los carteles o que están atentos a postear en las redes sociales para la promoción. Todos esos aportes son cuantiosos y muy valiosos. A todos los que hacen aportes les agradecemos de corazón.

Quiero comentarles que cuando uno hace el aporte no toma dimensión de lo que significa ese aporte, esa colaboración en un destinatario. Bueno, le cambia la vida, le roba una sonrisa o le devuelve una sonrisa, lo hace sentir bien. Uno en el aporte, a veces se puede quedar con la frialdad de difundí o aporté económicamente, pero lo que genera es una cosa maravillosa.

Lo segundo que se me ocurre decirles es que este es el camino, el camino de la solidaridad. Es el camino que nos ha indicado Jesús, el de pensar más en los otros, de saber que la grandeza de la vida no está en retenerla sino en entregarla. Y esa vida se entrega de diversas maneras, con tiempos, entregando también los talentos que uno tiene, además del dinero. No es un camino cualquiera,  entiendo que no todos lo entiendan. Es un camino de dicha, es un camino de felicidad, es un camino de plenitud, es un camino que marca la existencia y que la hace diversa.

Recuerdo ahora aquello de Dostoievsky, ¿cuál es la belleza que salvará el mundo? Y el mismo dice que es el amor al lado del dolor. Es el amor, siempre.

Les agradecemos por cada aporte concreto, con la convicción de que por aquí es el camino, en el que nos sostenemos juntos en este camino. Es el camino de amor, el camino de la solidaridad, que significa que el otro cuenta, es el camino del buen samaritano. En una sociedad como la que vivimos, con tantos tics de individualismos y de egoísmos, es muy bueno juntarnos, arremangarnos para sostenernos.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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