La sede episcopal de Santiago del Estero es, desde hoy, la sede primada de la Argentina. Así lo dispuso el papa Francisco, a través de una Bula Pontificia. Este acto se realizó, esta tarde, en la Catedral de dicha jurisdicción eclesial.
“… con la plenitud de nuestra potestad apostólica, establecemos y determinamos que la Sede Episcopal de Santiago del Estero sea elevada al grado y dignidad de Sede Arzobispal, permaneciendo sufragánea de la Sede Metropolitana de Tucumán; además, promover al Obispo de Santiago del Estero, el Venerable Hermano Vicente Bokalic Iglic CM a la dignidad arzobispal; finalmente, transferir el título de Primada de la Argentina desde la Sede Metropolitana de Buenos Aires a la Sede Arzobispal de Santiago del Estero y, según la norma del canon 438 del Código de Derecho Canónico, conceder el título de Primado al Arzobispo pro tempore de esa misma Sede ahora arzobispal”.
Con la lectura de este documento, el Nuncio Apostólico en el país, Miroslaw Adamczyk, delegado especialmente por el Papa, con las facultades necesarias, puso en vigencia esta Constitución.
Asimismo, en este documento, el Pontífice recuerda que Pío V, en el año 1570, erigió la primera sede episcopal en la ciudad de Santiago del Estero, “desde cuya catedral, templo dedicado a Dios en honor de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el anuncio salvífico del Evangelio resonó por todos lados en la región tucumana”. También especifica que es una respuesta a las peticiones recibidas, teniendo en cuenta la opinión de los peritos en materia histórica, y el voto favorable del Dicasterio para los Obispos.
Vicente Bokalic, el nuevo arzobispo primado, presidió la ceremonia de traspaso, ante la presencia de obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, el clero diocesano, de religiosos y fieles peregrinos de la región pastoral.
Durante la homilía, el arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva destacó: “aquí está la Primada en la ciudad, madre de ciudades; en la Iglesia diocesana, madre de diócesis”, porque esta es una reparación histórica y eclesiástica para nuestra Patria; es dar este título de honor a la primera diócesis del territorio, erigida en 1570. Una Iglesia argentina que nació “en el corazón profundo de la Nación, entre los ríos Dulce y Salado, entre algarrobos, quebrachos, chañares y mistoles; y que, por caminos polvorientos, y recorriendo montes, llanuras y salinas, se expandió por todo el país anunciando la Buena Noticia del Evangelio…”.
Tomando el Evangelio proclamado en el Jesús recorre ciudades y regiones, el prelado sostuvo que Dios no se queda quieto, es un Dios callejero como Santa Mama Antula, hija de esta tierra, que en 1779 recorrió miles de kilómetros para llegar a Buenos Aires, con sus pies descalzos y con un crucifijo . Confirmó que “hoy hacemos el camino de vuelta”, del mismo modo: “descalzos y caminando con respeto y con cuidado porque entramos en tierra sagrada, en esta tierra fecunda que parió la Patria”. Y con un crucifijo, porque “queremos renovarnos en el anuncio del amor de Dios a todos los hombres y mujeres”, porque como expresó el Papa en Evangelii Guadium 23, es vital que la Iglesia salga a anunciar a todos, en todos los lugares, ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo.
También mencionó al sordomudo que le presentaron a Jesús. E indicó que “queremos hacernos cargo que no nos sabemos escuchar; que, en lugar de oír al otro, lo que nos gusta es escucharnos a nosotros mismos. No sabemos comunicarnos, estamos esperando que el otro termine de hablar para imponer nuestro punto de vista”.
Pidió a Dios que cure las sorderas porque por no escucharnos, gritamos, maltratamos, y lastimamos; que cure la sordera que no permite escuchar el dolor y el sufrimiento de tantos hermanos; que nos abra a las necesidades de los demás; que perdone la indiferencia y la injusticia. Que el Señor nos abra el corazón porque allí está la verdadera sede de la escucha.
Refirió que al final del Evangelio, la gente proclamaba a viva voz la obra del Señor. A la manera de aquella gente, García Cuerva pidió como Iglesia argentina no callar la alegría que recibimos en el encuentro con Jesús. “Queremos renovarnos en la creatividad y la audacia de anunciar a todos su Buena Noticia”, sentenció.
Finalmente, celebrando la decisión del Santo Padre de transferir el título de Primada a la sede de Santiago del Estero, pidió a Nuestra Señora de Sumampa y de Luján, que animen a los hijos de esta misma tierra a concretar el sueño de la fraternidad en la mesa de los argentinos.
Vicente Bokalic, el nuevo arzobispo, destacó que Dios Padre tiene sus planes y sus caminos, y a El quiere agradecer por esta jornada histórica para la diócesis, “tan llena de alegría, de encuentros, de memoria de acontecimientos fundantes de nuestra Iglesia y de nuestra patria y de renovada esperanza mirando hacia el futuro”.
Quiso también reconocer al papa Francisco quien, después de un serio y profundo estudio y habiendo recibido el consejo del Dicasterio correspondiente, decidió elevar la diócesis en Arquidiócesis y Primada de la República Argentina.
Con respecto al Evangelio, explicó que en medio de un mundo dominado por enfermedades, miserias y marginaciones, un mundo esclavizado, pero necesitado de redención y liberación, Jesús se adelanta y va hacia ellos: Dios que sale al encuentro de cada uno de sus hijos. Cree que se puede encontrar un símil con esta celebración al trasladar la sede Primada desde la Capital a nuestro querido Santiago del Estero, un lugar lejano, distante, bien tierra adentro. La Iglesia también, urgida por el ejemplo y estilo de Jesús, “siente permanentemente el llamado de salir hacia las fronteras, mirando la realidad no desde los centros sino desde las periferias, dejando lugares acomodados, de cierto confort, de mayores oportunidades e internarse en sitios más alejados, desconocidos y ninguneados”.
Esta opción nos acerca al ideal de una iglesia diocesana que se nutre de la Palabra y los Sacramentos , al servicio de los que tienen la vida y la fe amenazados. “Podemos considerar que esta decisión de Papa es un gesto profético para nosotros como Iglesia y para toda la sociedad“, afirmó.
Tomando como referencia el texto evangélico de este hombre sordomudo, afirmó que los “sordomudos” siguen existiendo en los incomunicados. La incomunicación, es una de las miserias de nuestros días, que parece que se acentúa en razón directa del progreso de la civilización. Recordó que es justamente el hogar, el lugar en donde aprendemos a comunicarnos. Allí, aparece la figura materna, como promotora de encuentro, de diálogo, de escucha, de atención
Pareciera que Santiago este marcado por este carácter maternal: “Una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura… conoce el lenguaje… de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio. Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor”.
Manifestó que como Iglesia, están llamados a favorecer el cuidado de la vida, pero sobre todo de los más delicados y necesitados de asistencia; a saber escuchar, reunir en una mesa, recrear la comunión después de distanciamientos, crear un clima de armonía y respeto, esperar al hijo que está lejos, saber estar cerca; respetar sin invadir; echar raíces y dar alas. “El carácter materno de la Iglesia nos dispone a la alegría, al encuentro, a la comunión, aprender a ser y vivir la fraternidad, la disponibilidad para recibir siempre a un hermano “imprevisto”, hacernos cargo del dolor ajeno, sacrificarse y postergar lo de uno para hacer feliz al otro”, ratificó.
Confirmó que es una característica del pueblo santiagueño el tener las puertas abiertas, que se alegra por la visita de los otros, y en especial de los hijos que vuelven al pago. “En una Patria herida por desencuentros, rencores y grietas estamos llamados aportar a la convivencia fraterna donde todos tengan lugar, donde no sobre nadie… porque estamos todos invitados al banquete”
El arzobispo primado dijo que recibieron el título honorifico de ser “Iglesia Primada” porque aquí se inició la evangelización y se creó la primera estructura eclesial, que es una diócesis. Allí llegaron los primeros misioneros que venían con un deseo profundo de trasmitir la Buena Noticia. Y mencionó las grandes órdenes religiosas -aun presentes- que pusieron las bases de la Iglesia.
Aseguró que están llamados a “primerear” en la Misión; tomar la iniciativa, saber adelantarse, sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. “¡Atrevámonos un poco más a primerear!”, pidió, y hacer de la misión un estilo de vida permanente,
En síntesis, Bokalic sostuvo que como Iglesia Primada por nuestros orígenes están llamados a construir una Iglesia Madre, que es comunión en la diversidad, samaritana, servidora, cercana y cordial, hospitalaria, de puertas abiertas para todos, creando puentes de encuentro, escucha y diálogo, en la que se aprenda el lenguaje del perdón para restablecer vínculos rotos. Que unida a las Iglesia hermanas sean signos de esperanza ante tanto desaliento, cansancio y pérdida de sentido.
Iluminados y bendecidos por el Señor de los Milagros de Mailín, bajo la protección de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, y animados por Mama Antula, concluyó con el deseo de “llevar el amor de Dios a todos… hasta el final del mundo”.