Septiembre llega con la vuelta de millones de niños, niñas y adolescentes a las aulas en todo el mundo. Sin embargo, como alerta la ONG Entreculturas, el regreso a las escuelas no es igual para todos y todas: el alumnado y el profesorado de las zonas rurales se enfrenta un año más a diversas dificultades añadidas para no sufrir una exclusión educativa irreparable.
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Ante esta situación, en esta vuelta al cole, la ONG Entreculturas se enfoca en esa infancia y juventud, así cómo en el papel crucial que juegan las escuelas rurales como herramientas de cohesión comunitaria. Para ello, a través de la campaña La Silla Roja, y bajo el lema ‘Pongamos la educación en el mapa’, ha presentado el informe ‘Educación rural, entre el olvido y la reivindicación’, donde ofrece una panorámica mundial de la educación en el medio rural, poniendo el foco especialmente en el continente latinoamericano.
“La inmensa mayoría de los niños y niñas que están fuera de la escuela vive en áreas rurales”, con estas palabras Macarena Romero, Técnica del Departamento de Incidencia Política, comenzaba la rueda de prensa de presentación del último informe de la ONG. Acompañada por dos pedagogos de Perú y una profesora de España, ha enfatizado que la publicación muestra, a través de un riguroso recopilación del trabajo en terreno, cómo “la educación es un mecanismo de resistencia de la vida comunitaria rural, señalando los dos retos claves a los que se enfrenta: su expansión y su aumento de calidad”.
Carencias educativas
La también coordinadora del informe ha llamado la atención sobre cómo el trabajo infantil es uno de los factores que más afecta a la escolarización de la infancia rural mostrando un dato revelador: 98 millones de niños y niñas trabajan forzosamente a nivel mundial en el sector agrícola, es decir en la ruralidad. A este obstáculo, según la ONG, también hay que sumarle otros propios del medio como la falta de infraestructura y la existencia de recursos educativos limitados que afectan a las condiciones de las escuelas y el profesorado.
Junto a Macarena, los dos expertos procedentes de Perú, Livia Condorcahua y Tadeo Mazas, coordinadores pedagógicos de los proyectos de Educación Rural de Fe y Alegría en Andahuaylillas y Malingas, respectivamente, han profundizado en cómo la industrialización y la concentración urbana excluyen de las aulas a millones de niños, niñas y adolescentes de estas zonas del planeta. Una situación que se agravó durante la pandemia, reconoce Tadeo, al “exacerbarse las carencias educativas, especialmente en temas de conectividad y recursos tecnológicos”.
Además, Livia y Tadeo señalaron la formación del profesorado como uno de los grandes retos que tiene Perú en materia de educación rural. En concreto, los pedagogos denunciaron que la formación inicial que reciben está principalmente enfocada a la enseñanza en contextos urbanos, lo que dificulta el trabajo docente en las comunidades rurales durante sus primeros años. Aún así, afirmó Livia, “el profesorado de zona rural vale un Perú porque se esfuerza, se esmera y tiene ganas de seguir formándose, a la vez que es creativo al usar los limitados recursos con los que cuenta”.
Una tarea ardua
Acompañando a ambos expertos, también se encontraba Maria José Hernández, profesora del instituto de Villanueva del Fresno, localidad extremeña de poco más de 3.000 habitantes. Maria José, docente de Geografía e Historia y perteneciente a la Red Solidaria de Jóvenes de Entreculturas desde 2013, ha reconocido que “si bien educar y formar en entornos rurales es una ardua tarea no exenta de limitaciones difíciles de cambiar, también ofrece un sinfín de ventajas como construir relaciones mucho más cercanas desde las que incidir en clave global y de forma directa en la comunidad”.
Para finalizar la rueda de prensa, Macarena Romero ha retomado la palabra para presentar las principales conclusiones del informe. Entre ellas, se destaca el hecho de que “la ruralidad no responde a un concepto homogéneo, aunque sí viene aparejada de situaciones de mayor discriminación, violencia y vulneración de derechos”. Además, ha enumerado una serie de recomendaciones a la comunidad internacional y los Estados entre las que se encuentra “la urgente necesidad de realizar un cambio profundo en las políticas públicas para enfrentar los desafíos críticos a los que se enfrenta la educación rural”.