Los sobrevivientes de abusos sexuales perpetrados en el seno de la Iglesia católica en Oceanía pidieron que esta institución les indemnice por el “sufrimiento” causado por estos delitos, según expresaron en una carta abierta al papa Francisco, quien se encuentra inmerso en su viaje por Asia y Oceanía.
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“Aparte de las disculpas al público por su parte y por parte de algunos obispos de todo el mundo, todavía no ha habido reparación para las víctimas, ni siquiera disculpas personales para ellas”, señalan las víctimas en la carta enviada este lunes a EFE por la filial neozelandesa de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sacerdotales (SNAP, siglas en inglés).
“Las víctimas y sus familias siguen sufriendo”, precisó la misiva, en la que le piden al papa Francisco que ordene a sus diócesis y al Vaticano que indemnice a las víctimas y sus familias para que haga a “su Iglesia más justa y a sus palabras más creíbles que el simple ofrecimiento de disculpas”.
Según se explica en la carta, en países como Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea, Fiyi, Kiribati y Samoa, sacerdotes, hermanos y misioneros “siguieron abusando de niños indefensos e inocentes, tal y como ha sido demostrado en documentos judiciales, investigaciones estatales y denuncias periodísticas”.
Abusos en Oceanía
Los abusos sexuales perpetrados en el seno de la Iglesia católica no han sido ampliamente documentados en Oceanía, a excepción de Australia y Nueva Zelanda, donde se han realizado investigaciones exhaustivas y sus Gobiernos o instituciones religiosas han ordenado o están en proceso de indemnizar a las miles de víctimas.
La investigación oficial sobre abusos sexuales en el seno de las instituciones australianas, junto a denuncias periodísticas, mencionan o documentan los traslados de curas pederastas a remotos lugares en Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón, aunque no hay un recuento oficial de estos delitos.
Además, la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón trabaja desde 1990 en la implementación de políticas para abordar los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, pero aún no hay cifras oficiales ni han sido indemnizadas las víctimas.