Así es la Iglesia en Singapur: 200 años siendo una minoría notable y apreciada

En un país en el que solo el 3% de la población se declara católica, la mayor parte de los nuevos bautiazados tiene más de 7 años

Así es la Iglesia en Singapur: 200 años siendo una minoría notable y apreciada

El papa Francisco ha llegado hoy a Singapur, última etapa de su viaje a cuatro países 100% territorios de misión. Con una superficie un poco menor a la isla de Menorca, la Iglesia está presente allí desde hace 200 años en minoría.



A pesar de esto, la Iglesia es muy valorada por la población gracias a su trabajo educativo y social y al esfuerzo por el diálogo interreligioso. Dos misioneras de la Fraternidad Misionera Verbum Dei –una singapurense y otra española –han explicado a Obras Misionales Pontificias cómo se está viviendo este acontecimiento histórico y qué aporta la fe católica allí.

“A nivel eclesial hay mucha expectativa”, explica desde Singapur Monika Tjhin Punan. Nacida allí, de origen chino, es católica de segunda generación. Cuando estudiaba Farmacia en la universidad, conoció a una misionera de la Fraternidad Misionera de Verbum Dei y quiso seguir sus pasos. Hoy forma parte de la comunidad misionera de allí.

“A nivel nacional también hay mucho interés en la visita del Papa, porque aunque somos minoría, nuestra presencia es notable y apreciada en el país, especialmente a través de la educación”, continúa la religiosa. Y es que, según las últimas estadísticas, solo el 3% de la población de Singapur se declara católica.

Sin embargo, la Iglesia gestiona allí 54 centros educativos con 46.002 estudiantes, y lleva adelante 33 instituciones sociales, entre los que hay hospitales y dispensarios, orfanatos, residencias de ancianos y discapacitados, entre otros.

¿Qué aporta la fe católica en Singapur?

“En Singapur hay libertad religiosa, conviven distintas religiones: budismo, hinduismo, islam, cristianismo…hay libertad y tolerancia”, explica desde España a Obras Misionales Pontificias Pilar Rodríguez, misionera de Verbum Dei que sirvió unos años en Singapur. “Me llamó mucho la atención que esta convivencia es casi física, en la misma calle puedes encontrar una iglesia, un templo budista y una sinagoga”.

“Es una sociedad muy avanzada y trabajadora, y hay mucha exigencia. Siempre tienes que ser el número uno”, explica esta misionera española. Por eso, la fe católica es liberadora. “Aportamos el rostro de un Dios humano y vivo, cercano; el hecho de que Jesús sea hombre, ayuda a aceptar lo que es frágil y vulnerable en las personas”. Esto conlleva a que cada año hay nuevas conversiones de adultos, con los que se realiza un proceso de iniciación cristiana. El 38% de los bautismos anuales son de personas mayores de 7 años.

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La Iglesia en Singapur

Una Iglesia vibrante, gracias a los misioneros

Dos años después de que Sir Stamfor Raffles fundara Singapur en 1891, llegó el primer misionero: San Laurent Marie Joseph Imbert -fallecería mártir en Corea años después por no querer revelar el paradero de otros misioneros extranjeros-. Con él comenzó la presencia de la Iglesia católica en el país, que ha formado parte de la historia de este estado ciudad desde sus inicios, y hace poco ha celebrado su bicentenario.

“Nuestros misioneros fundadores dejaron su hogar y su país para que pudiéramos recibir en Singapur la Buena Nueva y tu amorosa salvación”, reza la oración propuesta para la efeméride. “Gracias por este don de fe y por todos aquellos que trabajaron para mantenerla viva y ardiente en estos doscientos años”. Esta pequeña Iglesia cuenta ya con sus propios misioneros ad gentes –en 2011 informaron de que tenían 84 misioneros en 21 países-.

La archidiócesis de Singapur es uno de los 1.126 territorios de misión a los que el Papa cuida especialmente todos los años, a través de Obras Misionales Pontificias, su cauce oficial. Gracias a la generosidad de todos los católicos del mundo en Jornadas como la del Domund, cada año esta archidiócesis recibe 32.000$ para los gastos del día a día.

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