Asia

La hoja de ruta del papa Francisco para Singapur: “Un desarrollo no conflictual o caótico sino equilibrado y sostenible”





Pocas veces le he oído al papa Francisco un discurso tan elogioso como el que pronunció el jueves 12 de septiembre en la Universidad Nacional de Singapur donde se habían congregado para escucharle cerca de mil personas entre políticos, empresarios, autoridades civiles y diplomáticos.



El Papa, impresionado “por el bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse desde el mar”, no dudó en afirmar que son “un claro testimonio del ingenio humano, del dinamismo de la sociedad singapurense y de la perspicacia  del espíritu empresarial que aquí han encontrado un terreno fértil para desarrollarse”.

Orígenes humildes

Pero no quedo ahí la cosa, porque añadió que “la de Singapur es una historia de crecimiento y resiliencia. Desde sus orígenes humildes esta nación ha alcanzado un alto nivel de desarrollo demostrando que es el resultado de decisiones racionales y no del azar. Es el resultado de un compromiso constante para llevar a cabo proyectos e iniciativas bien ponderadas  y en sintonía con las características específicas del lugar”.

El papa Francisco, en la Universidad Nacional de Singapur

Aún dijo más y consideró “importante que Singapur no sólo haya prosperado económicamente sino que se haya esforzado por construir una sociedad en la que la justicia social y el bien común se tengan en gran estima. Pienso particularmente en vuestra dedicación para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos mediante políticas de vivienda pública, con una educación de alta calidad y un sistema sanitario eficiente”.

Positiva integración

Trascendiendo las puras consideraciones económicas el Santo Padre reconoció que esta isla “es un mosaico de etnias, culturas y religiones diferentes que conviven en armonía”. Con este punto de partida, planteó que “la realización y la conservación de esta positiva integración se ve favorecida por la imparcialidad de los poderes públicos comprometidos en un diálogo constructivo con todos, haciendo posible que cada uno aporte su propia contribución al bien común y evitando que el extremismos y la intolerancia cobren fuerza y pongan en peligro  la paz social”.

Justo después, aseguró que “el respeto  recíproco, el diálogo y la libertad de profesar las propias creencias, acatando la ley vigente son condiciones determinantes del éxito y de la estabilidad alcanzadas por Singapur, que son requisitos para un desarrollo no conflictual o caótico sino equilibrado y sostenible”.

Guiar la innovación

En otro momento aludió a la crisis ambiental que estamos viviendo  y- subrayó- “no debemos infravalorar el impacto que una pequeña nación como Singapur puede tener en ese ámbito”. Para Francisco, “su ubicación exclusiva le ofrece acceso a capitales, tecnología y talentos, recursos que pueden guiar la innovación para cuidar de nuestra Casa común“.

El papa Francisco, en la Universidad Nacional de Singapur

“Su compromiso por un desarrollo sostenible y por la preservación de la creación -continuó- es un ejemplo a seguir y su búsqueda de soluciones innovadoras para afrontar los desafíos ambientales puede animar a otros países a hacer lo mismo”. En definitiva, el pontífice considera que “Singapur es un brillante ejemplo de lo que la humanidad puede realizar trabajando junta en armonía, con sentido de responsabilidad y con  un espíritu incluyente y fraterno”.

Orden global

Le había precedido en el uso de la palabra el presidente de la República, Tharman Shanmugaratnam (67 años), de origen indio, pero economista de solidísima formación que había sido recibido en el Vaticano por el Papa el pasado mes de mayo. En su discurso, tras afirmar que “el orden global se está debilitando y los conflictos y agresiones no cesan” agradeció la contribución de la Iglesia sobre todo en el campo “de la instrucción, sanidad y asistencia social”

La jornada había iniciado con la visita de cortesía del Papa al presidente en la sede del Parlamento donde Francisco fue recibido con todos los honores y donde mantuvo un cordial encuentro con el jefe del estado que le presentó a su mujer y a sus cuatro hijos.

Esta tarde en el estadio nacional se celebrará una misa a la que está previsto que asistan 50.000 fieles y que esté presente el cardenal jesuita de Hong Kong, Joseph Zen Ze-kium, acompañado- se supone- de algunos católicos chinos que han querido pasar inadvertidos.

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