Mora de Rubielos, un pueblo y una parroquia que acogen al forastero

Los fieles se ofrecen a enseñar español para “demostrar el amor de Dios”

Mora de Rubielos, un pueblo y una parroquia que acogen al forastero

“No somos la España vaciada, sino la España de oportunidades”. Este el primer mensaje que traslada, al otro lado del teléfono, el párroco de Mora de Rubielos, Héctor Abel Pérez Conesa. Este pueblo turolense de 1.500 habitantes recibió el 4 de septiembre a 110 refugiados, en busca de oportunidades, llegados a Canarias provenientes, en su mayoría, de Mali.



La localidad, muy próxima a Valencia, ha estado en el foco mediático más por la agitación política que por la reacción vecinal ante la creación de este centro de estancia temporal. Y es que el líder de Vox en Aragón, Alejandro Nolasco, se trasladó hasta el municipio, que triplica su población en la temporada estival, para denunciar que la llegada de los migrantes “es una absoluta aberración” y acusar Pedro Sánchez de “tirar a estas personas como fardos por los diferentes pueblos de España”.

Con el objeto de evitar cualquier conato xenófobo, la Diócesis de Teruel se apresuró a lanzar un comunicado, respaldado por el magisterio papal, en el que condenaban “las actitudes de quienes trabajan para repeler a los migrantes” e invitaban a vivir el valor cristiano de la acogida.

Convivencia en paz

Según confirma a ‘Vida Nueva el sacerdote’, “en el pueblo se respira tranquilidad”. “No se avisó con antelación y había nervios, porque todo lo desconocido asusta, pero estos primeros días han sido de convivencia en paz y a nadie extraña verlos conversar con algunos vecinos mientras pasean por el pueblo”, agrega. Como explica Pérez Conesa, que es párroco de ocho pueblos de la zona, “somos una diócesis pequeña, pero grande cuando se trata de ayudar. Estamos abiertos a colaborar en la medida en la que podamos, porque para nosotros es una oportunidad de demostrar el amor de Dios”. Por eso, algunos fieles, maestros jubilados, han comunicado al párroco que están dispuestos a ofrecer clases de español a sus nuevos vecinos e, incluso, ayudarles a buscar empleo.

Mora de Rubielos, un pueblo y una parroquia que acogen al forastero

Antonio Hernández, director de Cáritas diocesana, ha reclamado generosidad a los turolenses: “Cuando somos generosos al acoger a una persona y compartimos algo con ella, no solo no permanecemos pobres sino que nos enriquecemos, así pues, aprovechemos todas estas oportunidades que la vida nos brinda con la llegada de migrantes y crezcamos como personas”.

En el mismo sentido se expresa Loles Esteban, secretaria general de Cáritas diocesana: “Abogamos por un modelo de acogida integral centrado en las múltiples dimensiones de la persona y sus relaciones, priorizando el acompañamiento personal y la capacitación para la autonomía y la integración en la sociedad”. Por eso, “invitamos a todas las personas a acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados en nuestra sociedad”.

“Mirar con el corazón”

Por su parte, José Antonio Satué, obispo de Teruel, ha querido “invitar a mirar a estas personas que vienen a nuestra tierra con el corazón, haciéndonos cargo de todo lo que han sufrido”. Llevándose esta acogida al terreno personal, el prelado ha estado estos días recordando la experiencia de voluntariado en un centro de acogida para menores refugiados en Roma. “Tengo muy presenta la cara de aquellos chavales que venían con una tristeza tremenda, lejos de sus familias, de sus amigos, sin saber decir ni entender una palabra, pero también recuerdo su gratitud cuando lograban, después de semanas o meses, recuperar la alegría y la esperanza”, remarca.

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