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“Tarea cumplida, Ecuador”: Sidney será la próxima parada del Congreso Eucarístico Internacional

La eucaristía de cierre estuvo presidida por el enviado del papa Francisco, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas





“Tarea cumplida”, así ha dicho Alfredo Espinoza, arzobispo de Quito, al cierre de la ‘statio orbis’ –misa de clausura– del 53.º Congreso Eucarístico Internacional, con más de 20.000 personas en la explanada del parque Bicentenario.



El primado de Ecuador recordó cuando en 2012 recibió la “posta” en manos del cardenal Péter Erdő, arzobispo de Esztergom-Budapest. “Emocionado, no sabía en lo que nos habíamos metido. Hoy puedo decir que sí sé en lo que nos metimos”, dijo.

Alfredo Espinoza, arzobispo de Quito, en la misa de clausura del 53.º Congreso Eucarístico Internacional

La eucaristía estuvo presidida por el enviado del papa Francisco, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas, quien luego de rezar ‘un avemaría’ anunció que la sede de la versión 54 de este evento será Sydney (Australia).

Espinoza agradeció a toda la Iglesia ecuatoriana por acoger con entusiasmo este importante evento, “créanme que todos nosotros vamos a respirar”. También agradeció a las autoridades nacionales y locales, en especial, a Jorge Yunda, alcalde de Quito.

De hecho, el prelado anunció que crearán una red de comedores parroquiales para niños y ancianos que “llamaremos Pan de la fraternidad” como parte de los frutos que deja este Congreso, por eso, ha invitado a Yunda a acompañarlo en esta apuesta: “Por favor, mantengan las puertas abiertas”.

Superar el pecado social

El cardenal Porras recordó el valor de la fraternidad radical pese a “las muchas prédicas de odio y violencia de la propaganda que invita a olvidar a los demás para compartir una ideología”.

Asimismo ha puesto sobre el ruedo el grave fenómeno de la “migración forzada” que afecta el continente y a todo el mundo, que vive sumido en medio de crisis políticas, guerras, crisis climáticas, por lo que “estamos llamados a ser consustanciales con la fe cristiana en el servicio de los más necesitados”.

Cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas y enviado del papa Francisco preside la Eucaristía de Clausura – Statio Orbis

Son muchos los ejemplos de generosidad y fraternidad que “no distingue estratos” desde “profesionales solidarios que no explotan, sino promueven y practican con alegría el servir y compartir con todos la fraternidad cristiana. Deriva de que el hijo eterno de Dios no se ha hecho solo un ser humano, sino precisamente el hermano universal”.

Para Porras la raíz de todos los males: pobreza, violencia, desigualdad, migración forzada, guerra, se encuentra “en el abandono de este mandato de la fraternidad”. Es “como lo calificaba [la conferencia general del episcopado] Puebla (1979) un pecado social”.

De allí que “la Eucaristía no es un simple recuerdo es el memorial actualizar en la sencillez de un pedazo de pan y un poco de vino el buen sabor de servir, que nos levanta de nuestros cómodos sedentarismos y nos recuerda que no somos solamente bocas para alimentar sino también sus manos para alimentar a nuestro prójimo”.

La ayuda samaritana

El purpurado venezolano hizo un llamado urgente para atender problemas sociales urgentes como el hambre, la falta de oportunidades, la falta de trabajo, la dignidad, porque “la fraternidad del creyente que se alimenta de la eucaristía replantea las relaciones con el otro, la dimensión del perdón y de la ayuda samaritana”.

Todo creyente debe tomar “conciencia de humanidad y la solidaridad” para profundizar en el sentido más actual de la caridad como “categoría central cristiana que exige la conversión del corazón y de las estructuras en el mundo de hoy que privilegia la intransigencia y la intolerancia”.

Porras señaló que en la Iglesia se han dado muchos gestos de fraternidad como, por ejemplo, el cuidado de la casa común para plantar cara contra “la explotación irracional de la naturaleza”.

Por supuesto, “no podemos soslayar que Ecuador ofrece al mundo experiencias dignas de imitar en este campo, un mundo frágil, con un ser humano a quien Dios le confía su cuidado, interpela nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder” sobre los bienes de la tierra.

También ha hecho un llamado a que estos días de Congreso no hayan sido solo de esparcimiento o turismo, sino que “nos sirva para ir al encuentro de la realidad cotidiana con la convicción de que el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes ,fracasos y victorias fue liberado por Cristo crucificado y resucitado”.

“Que el mundo se transforme según el propósito divino y llegue a su consumación para que sea el escenario en el que tenemos la obligación de ser constructores de la esperanza que no defrauda”, detalló.

Foto:  iec2024

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