El pasado mes de julio salía a la luz la millonaria cifra –61 millones de euros– que ha malversado un empleado de Cáritas Luxemburgo. Desde entonces, tal como ya recoge la Agencia Católica de Noticias (KNA), la justicia está investigando lo sucedido, motivo por el cual la organización ha anunciado que se ve obligada a detener sus proyectos de ayuda internacional.
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Así lo anunciaba durante la tarde de ayer la archidiócesis de Luxemburgo, la cual explicaba, además, que debido a esta situación, despedirá a unos 30 de sus 500 empleados. Además, según la información, se perderán otros 70 puestos de trabajo en Sudán del Sur y Laos y se suspenderían más de 60 proyectos.
Del mismo modo, la archidiócesis ha asegurado que, después de haber trabajado en la creación de una nueva estructura, podrá continuar con sus actividades caritativas en Luxemburgo, amenazadas también por esta “crisis sin precedentes”.
“Ni un euro” del Estado
“Las recientes actividades fraudulentas y escandalosas no deberían disminuir sus méritos ni disuadir a las personas de buena voluntad de apoyar la nueva estructura”, se ha subrayado desde la diócesis acerca de sus trabajadores a nivel nacional.
Pero, tras el revuelo causado por lo sucedido, el primer ministro Luc Frieden subrayaba ya en julio al Luxemburger Wort que el Estado no pagaría “ni un euro” a Cáritas hasta que resuelviese la situación. Palabras que ha mantenido hasta el momento. “El gobierno no confía en las estructuras actuales. Exigimos un administrador interino que sea nuestra persona de contacto”, añadía Frieden.