Antes de que llegase el cisma al convento de las clarisas de Belorado el ejemplo de priora rebelde de moda ha sido la superiora del monasterio de la Santísima Trinidad de las carmelitas de Arlington (Estados Unidos). Una comunidad que se enfrentó al obispo de la diócesis de Fort Worth en Texas, Michael Olson, tras destapar las acusaciones de adulterio, abuso de poder, consumo de marihuana, difamación, mentiras, robo, escándalo y una conspiración para hacerse con valiosos terrenos. Ahora, para seguir esquivando el control de la diócesis y del Vaticano la comunidad se ha unido a la Sociedad de San Pío X, impulsada por el obispo cismático Marcel Lefebvre.
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Oración por el Papa y el obispo
En un comunicado publicado en la web del convento, consideran la decisión como parte de una “renovación espiritual” en la que las monjas han redescubierto “las riquezas de la inmemorial tradición litúrgica de la Iglesia”. Por ello, han llegado a esta asociación con una “decisión unánime del Capítulo del Monasterio, y con el acuerdo de toda la comunidad”. Unas hermanas que han vuelto a elegir a Teresa Agnes Gerlach como superiora, quien habría mantenido relaciones inapropiadas con un sacerdote de otra diócesis.
El nuevo lema de del convento es “restaurar todas las cosas en Cristo” que se traducirá en “volver a la plenitud de nuestra Tradición Católica y restaurar todas las cosas en Cristo, tanto en nuestra vida litúrgica como en la forma en que vivimos nuestra vocación carmelita”, explican las monjas destacando su “afinidad” con los lefebvristas. Si bien aseguran su oración por el Papa y por el obispo Olson en su capilla que “está abierta para la oración privada y los fieles son bienvenidos a unirse a nosotros para asistir a la Santa Misa diaria celebrada en latín, según el rito romano tradicional”. El comunicado no responde a las acusaciones que pesan sobre el convento y asume el rechazo de los decretos del Vaticano. Además, reiteran su negativa a dar ulteriores explicaciones a los medios.
