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El Vaticano sobre Medjugorje: visto bueno a las peregrinaciones, pero alerta sobre “los supuestos videntes” y “mensajes engañosos” de la Virgen





El Vaticano da su visto bueno al caso Medjugorje, pero con reservas. En líneas generales, este es el pronunciamiento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con el respaldo explícito del papa Francisco, a uno de los centros de peregrinación marianos en auge en estos últimos años. Millones de creyentes viajan cada año al lugar, desde el que un grupo de seis niños confesaran que la Virgen se les habría aparecido diariamente a partir del 24 de junio de 1981. Prueba del tirón de este santuario es que solo en 2023 se distribuyeron un total de 1.731.000 comuniones.



Doctrina de la Fe otorga así a Medjugorge el ‘nihil obstat’, esto es, el ‘sello de calidad’ más alto de los seis grados para el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales que estableció el departamento vaticano este mes de junio. O dicho de otro modo, se pone en evidencia que “en medio de este fenómeno espiritual de Medjugorje el Espíritu Santo actúa eficazmente para el bien de los fieles y “no se han difundido en el Pueblo de Dios efectos negativos o de riesgo”. Por ello, se permiten las peregrinaciones, las celebraciones, pero con algunas “aclaraciones” y la supervisión de un visitador apostólico y del propio Dicasterio romano. A la vez, se pide a todos los obispos católicos que tomen “decisiones prudenciales” al respecto “por el buen del Pueblo de Dios”.

Extenso informe

El extenso y detallado informe explicita que este respaldo parte de una premisa: La Santa Sede no se pronuncia sobre la sobrenaturalidad del fenómeno. O lo que es lo mismo, no certifica que la Virgen se aparezca en este enclave de Bosnia-Herzegovina. De hecho, se habla de “presuntos mensajes” de María y, de la misma manera, se recuerda que los católicos “no están obligados a creerlo”.

El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en el Santuario de Medjugorje

Sin embargo, el informe vaticano reconoce los “abundantes frutos espirituales” de las peregrinaciones a la parroquia-santuario de la Reina de la Paz en estas décadas y formula “un juicio abundantemente positivo” sobre los mensajes que salen de boca de los presuntos videntes. Así se recoge en el expediente que firman el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, y el secretario de la Sección Doctrinal de este departamento vaticano, Armando Matteo.

Sana práctica

Entre los hechos que respalda Roma sobre Medjugorje, se encuentra “una sana práctica de la vida de la fe, de acuerdo con lo que está presente en la tradición de la Iglesia”, que se traduce en una espiritualidad comunitaria con conversiones, cambios existenciales radicales orientados al Evangelio, en la práctica de los sacramentos o las numerosas vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y matrimonial.

Incluso se pone en valor que acudan al lugar musulmanes y ortodoxos. También se aprecia que estos encuentros han servicio para poner en marcha obras de caridad, lo mismo con huérfanos que con discapacitados. “Cabe mencionar -se apunta en el texto- que tales experiencias se producen, principalmente, en el contexto de las peregrinaciones a los lugares de los hechos originales, más que durante los encuentros con los ‘videntes’ para asistir a las presuntas apariciones”. De la misma manera, se aprecia que el santuario se perciba como “un espacio de gran paz, de recogimiento y de piedad sincera y profunda que contagia”.

Visión teocéntrica

Doctrina de la Fe lleva a cabo además un análisis exhaustivo de la literalidad de las palabras que se ponen en boca de la Virgen. En este punto, también valoran cómo la llamada Reina de la Paz y Gospa -Señora en croata- mostraría “una visión teocéntrica y muy rica de la paz, que no significa solamente la ausencia de guerra sino que tiene un sentido espiritual, familiar y social”. De la misma manera, se explicita que la Virgen “no se coloca a sí misma en el centro, sino que se muestra plenamente orientada hacia nuestra unión con Dios”, con una mirada cristocéntrica y una insistencia en la oración.

“Algunos pocos mensajes se alejan de estos contenidos positivos y edificantes e incluso parece que llegan a contradecirlos”, expone de la misma manera el estudio vaticano. Es más, apunta que “es conveniente estar atentos para que estos pocos elementos confusos no oscurezcan la belleza del conjunto” y evitar “que se comprometa este tesoro de Medjugorje”.

Mal uso del fenómeno

Desde Roma se suman no pocas advertencias sobre “grupos o personas que, haciendo un mal uso de este fenómeno espiritual, actúen de manera equivocada”. Así, se detecta un “lenguaje místico impreciso y, en definitiva, incorrecto desde el punto de vista teológico” como el hecho de que se presente como “mediadora” ante Dios, cuando ella solo “coopera con su intercesión materna”.

Así pues, la Santa Sede rechaza las “reprimendas y amenazas” que saldrían de boca de los videntes, así como “alguna irritación” que mostraría la Virgen “porque no se han seguido algunas de sus indicaciones”. También se critica que algunas expresiones puedan dar a entender que la Virgen “parece desear un control sobre detalles del camino espiritual y pastoral”. “Los mensajes de la Virgen no pueden sustituir ordinariamente el lugar del párroco, del consejo pastoral o del trabajo sinodal de la comunidad”, sentencia Doctrina de la Fe.

Viajes orientados

De la misma manera, subraya la existencia de “mensajes engañosos” del tipo: “El 5 de agosto próximo se celebra el segundo milenio de mi nacimiento […] En estos tres días no trabajéis”. “Es razonable que los fieles, haciendo uso de la prudencia y del sentido común, no tomen en serio o no presten atención a estos detalles”, alerta el Vaticano.

Por todo ello, desde el Dicasterio para la Doctrina de la Fe se concluye que “a las personas que van a Medjugorje se les debe orientar fuertemente a aceptar que las peregrinaciones no se hacen para encontrarse con supuestos videntes, sino para tener un encuentro con María, Reina de la Paz, y, fieles al amor que ella tiene por su Hijo, encontrarse con Cristo y escucharle en la meditación de la Palabra, en la participación de la Eucaristía y en la adoración eucarística”.

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