España

Herencia, el pueblo de Ciudad Real que acoge, protege, integra y promueve a “los chicos de los frailes” mercedarios

La Fundación la Merced Migraciones, que lleva 37 años acompañando a los más vulnerables, ha presentado hoy su Memoria de Actividades 2023





La Fundación la Merced Migraciones ha presentado hoy en Madrid su Memoria de Actividades 2023, llamada ‘Un pueblo que acoge’, en el marco de la fiesta de La Merced, que se celebra este martes 24 de septiembre, y la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, que tendrá lugar el 29 de septiembre.



Y ese pueblo que acoge es Herencia (Ciudad Real), que cuenta con uno de los 18 pisos de acogida que La Merced Migraciones tiene en España, concretamente en Madrid, Valladolid y Málaga, con más de 190 plazas, 36 más que el año anterior.

“Herencia se ha convertido en un ejemplo vivo de cómo la acogida y la integración pueden florecer en un entorno rural, creando espacios de encuentro y crecimiento tanto para las personas migrantes como para los habitantes locales”, ha afirmado Luis Callejas, director de la Fundación la Merced Migraciones, durante la rueda de prensa. De hecho, los jóvenes son conocidos por todos como “los chicos de los frailes”.

En este mismo sentido, ha continuado: “Las personas migrantes que llegan a España enfrentan numerosas barreras para su integración y desarrollo. Desde las dificultades para acceder al sistema de protección internacional hasta los problemas para encontrar vivienda y empleo”.

Sin embargo, en Herencia “hemos encontrado una comunidad que, con esfuerzo y dedicación, ha abierto sus puertas para ofrecer un nuevo hogar a quienes buscan empezar de nuevo”.

Salif Marna, de Guinea Bissau a Herencia

Uno de los jóvenes que ha conseguido la autonomía gracias a su acogida en Herencia es Salif Marna. Este joven de 23 años nació en Guinea Bissau, pero, al fallecer sus padres, creció con sus tíos en Senegal, donde llegó a estudiar hasta el segundo año de Derecho. Sin embargo, decidió irse a España para “proteger” su vida. Su primer destino fue Marruecos, donde intentó encontrar trabajo sin mucho éxito.

“En 2022 llegué a España, a la isla de Lanzarote. Tras tres días con la policía, nos trasladaron a Gran Canaria dos días y luego a Tenerife, donde estuve seis meses y comencé a aprender español. Luego me trasladaron a la Península, a Sigüenza tres semanas y luego a Valladolid tres meses”, relata sobre su proceso migratorio, que le llevó definitivamente a Herencia en noviembre de 2022, sin haber sentido en ningún momento que España fuera un país racista.

En Herencia “hice un curso y conseguí un trabajo”, al tiempo que fue uno de los cuidadores de la casa de los mercedarios. “Cuando encontré un trabajo pude irme a vivir solo, y todo gracias a la Fundación”, ha explicado. Y ha agregado: “Todos los días agradezco a la Merced Migraciones”.

Pilar Moreno, educadora en Herencia

En Herencia coincidió con Pilar Moreno, la educadora de la casa, que lleva dos años y medio en la Fundación. “Lo importante del trabajo es la satisfacción de que llegue un chico y se adapte, poderles ayudar con su documentación y que consigan trabajo para tener su independencia. Es un reto diario y me hace feliz conseguir el fin, que no es otro que el que vivan en España”, ha explicado durante su intervención.

“Al ser un pueblo pequeño cuesta conseguir trabajo, pero la verdad es que nos conocemos todos, así que los empresarios se ponen en contacto con nosotros para ofrecer trabajo a los chicos”, ha añadido.

José María Sánchez, voluntario

En la casa, los jóvenes también cuentan con la compañía de José María Sánchez, que colabora con la Fundación desde 2004. “Soy de Herencia y voy a la casa para estar con ellos en lo cotidiano, desde arreglar un grifo hasta una cerradura. Pero eso es la excusa, porque lo que importa es acompañar”, ha reconocido.

Apoyo jurídico y psicológico

Por otro lado, el pasado año, 662 personas migrantes fueron atendidas por el equipo socio-jurídico, 87 asistieron a aulas de español, 399 recibieron atención psicológica y 413 fueron insertadas laboralmente.

Así, 88 personas privadas de libertad participaron del programa Reincorpora. Por su parte, atendieron a 47 niños y jóvenes y formaron a 177 profesionales en el área de infancia en movilidad y en país de origen.

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