El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha celebrado hoy una eucaristía con los internos del Centro Penitenciario de Soto del Real, con motivo del Día de la Virgen de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias.
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Un salón de actos abarrotado es el que se ha encontrado el purpurado en su segunda visita a la prisión. En su homilía, ha recalcado que no iba allí solo, sino que les llevaba “el abrazo de toda la comunidad”.
Cobo ha reflexionado sobre cómo los problemas y las cargas de la vida pueden afrontarse de manera diferente cuando nos vinculamos con los demás desde el amor y la fraternidad. “Quizá ese es el milagro que asistimos hoy: que nuestras cargas pueden ser más ligeras cuando las compartimos con los demás y nos sentimos hermanos”, ha afirmado.
La Merced, madre de todos
El arzobispo también ha destacado el papel de la Virgen de la Merced como madre de todos, porque no juzga, sino que mira a cada persona con el amor y la ternura de una madre, lo que invita a cada uno a redefinir su vida no por los errores cometidos, sino por el amor y la capacidad de perdonar y ser perdonado.
Además, ha insistido en que la misericordia de Dios es más grande que cualquier pecado, y que todos los que se encuentran en prisión tienen la oportunidad de redimirse y empezar de nuevo. “El amor de Dios es más grande que nuestros errores, y su perdón, mayor que cualquier falta”, ha subrayado.
Al final de la misa, los internos se han acercado al cardenal agradeciéndole su mensaje de esperanza. Asimismo, Paulino Alonso, capellán de la prisión de Soto del Real, ha agradecido ese abrazo, también físico, del arzobispo de Madrid.