Vaticano

El papa Francisco: “La justicia social tiene que instalarse, no con teorías socialistas. El Evangelio tiene su propia voz”





“La justicia social tiene que instalarse, no con teorías socialistas. El Evangelio tiene su propia voz”. Es la advertencia que el papa Francisco lanzó el pasado 10 de septiembre a los 42 jesuitas presentes en Timor Oriental con los que se reunió en el marco de su gira por Asia y Oceanía.



En la transcripción del encuentro realizada por Antonio Spadaro en ‘La Civiltà Cattolica’, el pontífice argentino reflexiona sobre la justicia social a raíz de la pregunta de uno de los religiosos presentes. “Es importante el modo como el padre Arrupe hablaba a los jesuitas latinoamericanos del peligro de la ideología metida en la justicia social”, expuso Jorge Mario Bergoglio a sus interlocutores.

El examen final

Francisco se mostró convencido en ese diálogo de que “el día del juicio, a ninguno de nosotros nos van a preguntar: «¿Qué tal? ¿Fuiste a misa todos los domingos? ¿Asististe a las reuniones? ¿Fuiste obediente con el provincial?»”. “No les digo que sean desobedientes, obviamente, pero el Señor no nos va a preguntar eso”, comentó. Y justo después echó mano de las palabras de Jesús: “‘Tuve hambre, ¿me diste de comer? Tuve sed, ¿me diste de beber? Estuve preso, ¿me visitaste? Estuve fugitivo, ¿me ayudaste?’”. “Sobre eso vamos a ser juzgados. Eso lo dice el Señor. De ahí que la justicia social sea parte esencial e integrante del Evangelio”, remató el Papa sobre esta cuestión.

En su cita con los jesuitas timorenses, el Papa alertó también de que “en el Vaticano hay una fuerte cultura clericalista, que lentamente se procura cambiar”. “El clericalismo es una de las cosas más sutiles que tiene el demonio”, expuso, convencido de que además “es una cultura que destruye la Iglesia”. “Por eso, luchen contra el clericalismo. El modo de luchar es ser pastores del pueblo”, les encomendó.

La Compañía y la Iglesia

Durante la reunión, el Papa también abordó cómo ha de ser la relación de la Compañía de Jesús con la Iglesia universal. “¡Es una relación en guerra, siempre!”, sentenció el Papa bromeando. A partir de ahí, Francisco ahondó en lo que supuso para los jesuitas “todo el cambio conciliar” y las “tensiones” que se generaron tras la elección de Peter Hans Kolvenbach en la que participó: “Ya ahí había un grupo de jesuitas españoles que acusaban a la Compañía de traición a la Iglesia”.

El papa Francisco en Timor Oriental

En este repaso, también se detuvo en “momentos que fueron interpretados como choques, como cuando Juan Pablo II fue a ver a Arrupe ya enfermo”. “Fue nombrado el padre Dezza para guiar temporalmente a la Compañía en ese tiempo”, explicó Francisco. Justo después, expuso que “algunos lo indicaban como un conservador que tendría un impacto negativo y, en cambio, fue un grande”. Para el primer Papa jesuita de la historia, “él nos ayudó a comprender cómo se pilotea la Compañía en una tormenta”.

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